El precio del petróleo ha caído por debajo de los $30 (índice Brent) lo que no sucedía desde el 2003 y es difícil predecir cuánto más durará la tendencia. ¿Consecuencias positivas?
Menores perspectivas de crecimiento de China y otros mercados emergentes, un invierno más benigno en el hemisferio norte, la decisión de la OPEP y especialmente de Arabia Saudita de no reducir sus exportaciones para no perder mercado, altos inventarios en Estados Unidos y levantamiento de sancio-nes a Irán, entre otros, han generado una sobreoferta mundial y, como resultado, esta importante caída de los precios, que traerá implicaciones mixtas.
Para una economía importadora de petróleo, se trata de una buena noticia ante la menor factura petrolera, pero arriesga convertirse en una invitación a posponer la disminución del gasto público, y al incidir en el tipo de cambio afectará las exportaciones y el turismo.
Para los bolsillos de los costarricenses significará un aumento en el ingreso neto disponible, lo que podría aprovecharse para el ahorro, la inversión e incluso el aumento en el consumo, positivo en lo individual y para la economía como un todo, eso sí, siempre y cuando se anticipe y prevea que los precios del petróleo aumentarán en el futuro.
Para el sector productivo, si bien la disminución de costos es siempre un objetivo, al ser una reducción que beneficia a otros países no necesariamente se convierte en una ventaja comparativa. Empero, una más lenta disminución del costo en relación con nuestros competidores sí podría convertirse en un factor que nos reste competitividad.
Los grandes perdedores son los países exportadores del crudo, especialmente aquellos con altos costos de producción y economías altamente dependientes de sus ingresos petroleros, como Nigeria o Venezuela. Acostumbrados a los años de vacas gordas con precios por barril por encima de los $100, tendrán que lidiar con exiguas arcas y el costo social que conlleva el recorte del gasto público.
Petróleo más barato tampoco será una buena noticia para el ambiente, al disminuirse la factibilidad del desarrollo de más proyectos de energías limpias cuyo costo con relación al petróleo se ensanchará.
En la nota positiva, menores precios podrían incentivar la inversión y el crecimiento en el mundo, sin perder de vista que un cambio abrupto al alza podría tener consecuencias muy negativas. Por la relevancia del tema habrá que llevarle el pulso, sin duda.
Nuria Marín Raventós es licenciada en Derecho por la Universidad de Costa Rica y máster en Artes Liberales por Harvard University. Es cofundadora y vicepresidenta del grupo empresarial Álvarez y Marín Corporación.