La matazón apretó el acelerador. A medio año, ya han muerto casi el 80% de los motociclistas que fallecieron todo el año pasado.
Al inicio de esta semana, el número de decesos iba por 70, cuando en todo el 2013 perdieron la vida 83. Esta oleada de accidentes ha dejado niños sin padre y madres viudas, y ha condenado a hogares a la pobreza al perder el principal sostén de la casa porque, por lo general, los fallecidos son hombres jóvenes que viven de un oficio.
Solo este fin de semana, en un lapso de ocho horas, entre la noche del sábado y la madrugada del domingo murieron tres con toda una vida por delante: Diego Estrada Martínez, de 32 años (chocó con otra moto); Antonio Santana Baltodano, de 26 (pegó contra un árbol), y Jonathan Silva Luna, de 20 (impactó contra un poste). Pero el drama no termina allí.
En la motocicleta contra la cual chocó Estrada, en Tucurrique, Cartago, uno de los ocupantes perdió sus piernas. Se le desgració la vida, como le ocurrió en mayo a Alfredo Dávila Tenorio, de 43 años, en Muelle de San Carlos, cuando perdió un brazo al colisionar contra un carro.
¿Cómo se puede desacelerar esta matazón de gente joven?
Es momento de decisiones porque ya la situación llegó a un punto funesto, donde no solo hay sufrimiento de familias dolientes, de los sobrevivientes con lesiones, sino que el Estado paga una alta factura en gastos médicos, incapacidades e indemnizaciones. Solo el año pasado, el 50% de los ingresos que genera el Seguro Obligatorio de Automotores se destinó a atender motociclistas (¢15.000 millones), mientras los automovilistas consumieron un 35% y los camiones de carga, un 15%.
¿Qué hacer? Las respuestas deben venir para ya de diputados, del MOPT, Policía de Tránsito, Consejo de Seguridad Vial, el INS, la Unión de Motociclistas y Trabajadores en Moto, los motociclistas que protestaron contra el alza en seguros...
Para empezar, es oportuno hacer más riguroso el curso y la prueba de manejo, someter a reeducación a los infractores múltiples y, sobre todo, lanzar una ofensiva para multar imprudencias. Es urgente que la Policía de Tránsito salga a la calle a castigar el no uso del casco, adelantamientos por la derecha, los tropeles en semáforos... La Policía ha sido laxa y, por eso, la masacre es cosa diaria. Multando las infracciones en estos vehículos habrá presupuesto para decenas de agentes más.