¡Apareció una ballena azul de 20 metros por Cuajiniquil! Eso es algo aún más raro que ver pasear a un cocodrilo por el centro de Quepos, como ocurrió hace poco. A la ballena, ya muerta, la arrastraron las corrientes, pero del cocodrilo extraviado poco pudo averiguarse: no habló. Ambos estaban perdidísimos, casi tanto como el ingeniero del Conavi que se equivocó ¡80 metros! a la hora de trazar una carretera de dos kilómetros para el nuevo puerto de Moín.
Los incidentes de la ballena y el cocodrilo son raros; sin embargo, lo del Conavi es el pan nuestro de cada día, algo tan predecible como la excusa que dieron (“son errores comunes”) y el que las autoridades de turno se encogieran de hombros como si nada.
De toda crisis siempre brota una oportunidad. En la discusión sobre los pluses del sector público podría agregarse uno interesante: los incentivos por torta jalada. A un funcionario del MOPT se le pagaría más si pasa de torta en torta a fin de incentivar la participación ciudadana en los asuntos públicos.
¿Cómo funcionaría el incentivo? En la nueva carretera a San Carlos se quedaron sin plata para conectarla, por las puntas, con el resto de la red vial. Muy bien: si los funcionarios encargados pueden acreditar que ellos se equivocaron tanto en Moín como en San Carlos ganarían un 10%; si solo en uno de los dos, un 5%, y si no cometieron errores, ganarían solo la anualidad.
El sistema para evaluar la torta sería sencillo: basta con que el tema se convirtiera en un escándalo de tres días. ¿Se hizo el escandalete? Usted reclama el incentivo. Y, para evitar abusos, podría ponerse un tope de 15 tortas “incentivables” por funcionario.
Ando de mala leche, no de ahora sino de hace rato, con la impunidad en el MOPT y el Conavi para hacer las cosas mal hechas, atrasarse, incumplir los plazos, despilfarrar millones. ¿Y los gobiernos hasta el momento? Le han comido gallina a un grupo de ingenieros y funcionarios que, por lo visto, tienen muy clara su inamovilidad.
Prefiero la transparencia: un índice de funcionarios torteros para que todos sepamos quién es el número 1 o el número 4, apostar cómo quedará el ranquin el próximo año y ganar plata. Muchos harían escrutinio público y exigirían cuentas.
Primero Trump hace el muro con México antes que el Conavi la mitad de sus proyectos. Mi talante es reformista, pero en obra pública vial haría tabula rasa con la institucionalidad. Nada que rescatar.