Columnistas

Fin de fiesta

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Con un discurso más duro y colorido que cuanto la disponibilidad de espacio nos permite transcribir, uno de nuestros vecinos se lamenta porque, según él, una vez concluida la maratón consumista de fin de año, cada costarricense tendrá que poner orden en su sistema digestivo, su billetera, su alacena y su anaquel de botellas ahora vacías, pero en seguida tomará impulso para entrar en el frenesí etílico y gastronómico de las fiestas de Alajuelita y de Palmares, “para hablar solo de las más próximas oportunidades que tiene de continuar la francachela en enero”. Le preguntamos si el suyo no es un caso de arrepentimiento porque lo servido se le fue con lo comido y teme no poder financiarse una enfiestada “cuesta de enero”. Nos responde tildándonos de amargados, lo que tomamos por abierta confesión.








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