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Encima o debajo

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Hasta ahora caigo en que tuve a mi alcance el significado de la frase “recibir por debajo de la mesa” desde que, con mis primeras letras, mi abuela me enseñó a amarrar tamales. Cuando ella los hacía, todo andaba tan revuelto como un fuerte de la legión extranjera atacado por bereberes. En medio del combate, protegido por las faldas de las mujeres mientras eludía los puntapiés del tío que acarreaba la leña hacia los fogones, trataba de explicarme por qué en aquellas batallas, limitadas casi solamente a la época navideña, la cantidad de “piñas” que amarrábamos cada vez era suficiente como para alimentar a un obispo y a sus sobrinas durante un lustro, y cómo era que nadie había caído fulminado por un infarto tras la ingestión de uno de aquellos tamales. ¿Sería que los médicos ignoraban por entonces la existencia del colesterol?








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