El pecho henchido de orgullo y emoción que sentí por el excelente desempeño de la Selección Nacional en la pasada Copa Mundial de Fútbol se ve empañado y ensombrecido por la detención del presidente de la Federación Costarricense de Fútbol.
Mientras la Selección Nacional nos puso en el podio de la gloria y de la historia, la detención y proceso contra el máximo jerarca del fútbol nos expone a la humillación y deshonra al estar vinculado nuestro país en lo que parece ser uno de los más grandes escándalos del deporte mundial.
Si bien como abogada reconozco que el proceso está en una etapa inicial y a don Eduardo Li le alberga el derecho al debido proceso, su derecho a la defensa y a su favor pesa el principio de inocencia (nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario) y como ser humano, por él y su familia, deseo que salga bien librado de este proceso, lo cierto es que Costa Rica ya está pagando el daño ante la cobertura y exposición mediática de la detención múltiple, en el que destaca nuestro representante ante la FIFA. ¡Qué tristeza!
Cómo duele que el fútbol, actividad deportiva acuñada en el alma y la identidad nacional y fuente de inspiración y práctica sana para nuestros niños y jóvenes, pase a ser fuente adicional de incertidumbre que alimenta aún más la desconfianza.
Como bálsamo y positivo contrapeso al sentir nacional, el desempeño, disciplina y coraje demostrado en el Giro de Italia por el ciclista Andrey Amador, nos llena de entusiasmo y fervor nacional.
Al momento de escribir la columna, Andrey ocupaba el cuarto lugar en la carrera y nos adelantaba que utilizaría toda su fuerza y agallas por estar en el podio (quedar en los tres primeros lugares) y así dejar en alto el nombre de nuestro país. Cosa que por cierto ya hizo porque como lo han dicho los comentaristas del ciclismo: “Andrey no está entre los grandes, él ya es grande”.
La vida y trayectoria de Andrey es rica en valores como la disciplina, el trabajo en equipo, la entrega al deporte que ama y, más importante aún, no dejarse vencer ante la adversidad, como lo demostró en el Tour de Francia del 2011 al continuar corriendo a pesar de tener una lesión en el tobillo. Es además un ejemplo de apoyo familiar, a todos nos conmovió leer el tuit de doña Raisa, su madre: “Aquí lo veo con solo un ojo bajando a esa velocidad”.
Deseo con todo mi corazón que logre estar en el podio, pero Andrey es ya un ganador.
(*) Nuria Marín Raventós es licenciada en Derecho por la Universidad de Costa Rica y máster en Artes Liberales por Harvard University. Es cofundadora y vicepresidenta del grupo empresarial Álvarez y Marín Corporación.