Existe la hipótesis de que el sistema financiero dista mucho de ser competitivo, que en un mercado monopolístico los precios (tasas de interés) se elevan para incrementar utilidades en unos casos u ocultar ineficiencia, en otros, y que el elevado costo del dinero soportado estoicamente por los deudores afecta la eficiencia del sistema y el crecimiento del país.
Los grandes bancos estatales (BNCR y BCR) obtuvieron los mayores ingresos por intermediación financiera (¢375.619.920 y ¢260.995.946, respectivamente) y el BAC fue el tercero con ¢151.791.298. Pero al deducir los gastos para obtener resultados netos, los puestos se revierten: BAC primero, con ¢44.290.388 y, los otros, segundo y tercero, con ¢36.801.775 y ¢27.456.369, respectivamente (todo en miles de colones). ¿Por qué los estatales, otrora dominantes del mercado, descienden en el ranquin de utilidades? La respuesta son los gastos en planilla, dominados por remuneraciones salariales y compromisos sindicales para repartir utilidades.
Pero los bancos privados, supuestamente más competitivos, no aprovechan su eficiencia para operar con menores tasas. Sus pasivas a 6 meses (5,30%) superan las de los bancos públicos (4,86%) y, las activas son aún más elevadas (en construcción, por Ej., un 15,1% frente al 12,55% y, en industria, el 13,6% ante el 11,45%, con una inflación actual de 0 y expectativas del 2%). Entonces, ¿cuál era el objetivo de la apertura bancaria? Pensábamos que una mayor competencia privada redundaría en tasas más “cómodas” para los usuarios, pero no fue así.
Muchos culpan a Hacienda por las altas tasas de interés, pero pocos reconocen la ineficiencia económica del sistema financiero. Además, en las circunstancias actuales de baja inflación, confiere una prima real elevada a los depositantes, en perjuicio de la producción. Pienso que el sistema financiero debe ser sometido a un verdadero overhaul, considerando no solo la eficiencia y rentabilidad individual de los bancos exigida por la Sugef, sino la eficiencia económica y equidad de la banca en su globalidad.
Jorge Guardia es abogado y economista. Fue presidente del Banco Central y consejero en el Fondo Monetario Internacional. Es, además, profesor de Economía y Derecho Económico en la Universidad de Costa Rica.