El Ministerio de Educación Pública (MEP) inicia el 2016 con el firme compromiso de luchar contra el matonismo o bullying, mal que ha recrudecido en nuestro país, ha cobrado la vida de decenas de jóvenes que han recurrido al suicidio y ha afectado la salud física y mental de un número creciente de niños y muchachos.
Escribir sobre este tema me remonta a una triste experiencia. Ayudando a organizar un reencuentro colegial, al preguntar por determinado excompañero, me comentaron que su respuesta al ser contactado fue: “No me vuelvan a llamar porque no quiero volver a verlos en mi vida”.
Estupefacta, con total y absoluta ignorancia del porqué, indagué sobre la razón. Aunque en mi época colegial desconocíamos el término, este apreciado compañero sufrió por años burlas crueles y exclusión por su orientación sexual. Sentí dolor y vergüenza. ¿Cómo no me di cuenta?, ¿cómo algo tan grave pudo suceder por tanto tiempo?, ¿por qué nunca se denunció ni se actuó?
Como vemos, el bullying no es nuevo, pero sí lo es su alarmante crecimiento, tendencia que ha alertado el MEP, así como el número de suicidios y casos de depresión producto de esta conducta.
Pero ¿qué es el bullying ? Según el Protocolo específico para el acoso, matonismo o bullying y el ciberbullying del MEP, es “toda forma de agresión verbal o física producida entre estudiantes de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado”.
En el bullying, confluyen tres componentes que interactúan: un agresor, un centro educativo con condiciones permisivas de conductas agresivas mientras el resto de compañeros observa con complicidad o al menos pasividad y una víctima débil o carente de recursos para evitar ser dominado (Calvo, Cerezo y Sánchez, 2004).
Hoy, gracias a un esfuerzo conjunto de la Dirección de Vida Estudiantil del MEP y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), validado por el Ministerio de Seguridad Pública y el PANI, nuestros docentes, orientadores y asesores cuentan con nuevas guías de atención para este tipo de agresión en los centros educativos.
Pero la lucha no debe quedar ahí. Como padres y madres, debemos prevenir y erradicar en nuestros hijos toda manifestación de violencia y ser proactivos en la detección de síntomas de victimización. La comunicación es esencial. Apoyemos con acciones esta lucha por recuperar la convivencia pacífica y respetuosa de nuestros niños y jóvenes.
Nuria Marín Raventós es licenciada en Derecho por la Universidad de Costa Rica y máster en Artes Liberales por Harvard University. Es cofundadora y vicepresidenta del grupo empresarial Álvarez y Marín Corporación.