El diputado Francisco Chacón, abogado, será el nuevo ministro de Comunicación y Enlace Institucional, en sustitución de Roberto Gallardo, politólogo, quien lo fue por unos meses y quien, ahora, pasa a ministro de Planificación, pues su titular actual regresa a su cátedra en Harvard. Todo parece normal, pero se entrevén algunos resquicios.
La pérdida de una académica de los quilates intelectuales de Laura Alfaro no deja de preocupar, máxime que estamos escasos de funcionarios de este nivel y que, como lo comentó el editorial de La Nación del domingo anterior y se informó profusamente en meses pasados, ella fue la que dio la voz de alerta contra uno de los más gruesos disparates en la historia de la administración pública. Me refiero al proyecto de ley de transferencia de competencias del Gobierno al régimen municipal, elaborado en la administración Arias y acogido por la actual, capaz, por sí solo, de destruir el sistema institucional actual y de hacer añicos el plan fiscal.
La ministra Alfaro fue objeto de los más duros ataques por su “audacia”, no recibió el apoyo justo y debido por su responsabilidad, y el proyecto de marras se convirtió en un debate circense que culminó con los famosos “goles” del actual ministro de Descentralización. Esta es en síntesis la historia, cuyo “happy end” es que uno de los más aguerridos defensores de dicho proyecto de ley fue Roberto Gallardo, como ministro de Planificación de la administración Arias , luego de la incomunicación en la actual y, ahora, sustituto de la ministra Alfaro, quien nos abrió los ojos. ¿Coherencia, transparencia? Lo dicho explica por qué el nuevo ministro de Comunicación no pudo concretar, en una entrevista del lunes pasado en La Nación, si ha habido “estrategia de comunicación” en este Gobierno. Pero ¿es que podía haberla en esta confusión de ideas y personas? ¿No cabía, al menos, una defensa argumentada y necesaria de la labor del Gobierno frente a “la mesa servida” y otras embestidas? Esta “incomunicación” e indefensión han sido nefastas.
En cuanto al nuevo ministro de Comunicación y Enlace Institucional, viene al caso recordar que, junto con su esposa, la ministra de Comercio Exterior, y otros funciona- rios, se opuso con fervor al impuesto sobre las zonas francas incluido en el plan fiscal. Tarde o temprano, el nuevo ministro debe hablar de las andanzas de este impuesto, acogido por el PAC en la otra acera política. Mal no sería, entonces, para aplacar suspicacias, que este punto se dilucide, salvo que se arguya que la oposición interna en el Gobierno contra dicho impuesto fue un homenaje a la democracia y a la libertad de expresión'
“Luz, luz, más luz'”.