Esta columna es un disco rayado y, posiblemente, será objeto de las mofas de algunos dirigentes gremiales. Lamentablemente, el disco rayado y las mofas dan una voltereta y, en vez de erigirse en crítica, ponen de manifiesto uno de los trastornos más agudos de nuestro país: el decaimiento de la seguridad social y, peor aún, su perversa explotación.
Se trata de una de las tantas noticias de la prensa que pasan inadvertidas, pero que un sentido elemental de civismo invita a reparar en ellas y a comentarlas. Un Gobierno debería tener a mano una oficina dedicada a seleccionar, con buen juicio, las informaciones de la prensa idóneas para la cosa pública. Entre críticas argumentadas, noticias, cartas, editoriales y reportajes podría hacerse un haz o manojo de iniciativas, ideas o proyectos que, puestos en práctica, día a día, darían materia para detectar las demandas reales de la gente y resolver muchos problemas del país. Esta podría ser una tarea concreta del Ministerio de Comunicación o Información de verdad'
Una de esas noticias apareció, el lunes pasado, en la página 12A de este periódico. Dice así: Caja aún sin reprogramar 1.014 cirugías suspendidas por la huelga de los anestesistas declarada el 15 de noviembre pasado. Han pasado dos meses desde la finalización de la huelga de los anestesistas y más de 1.000 asegurados siguen haciendo cola (el 40%), en espera de una operación, un derecho, no un favor de la CCSS o de los anestesistas y otros especialistas que, jubilosos, acuerparon la suspensión de los servicios médicos contra toda ley y moral. Para los meses de febrero, marzo y abril se han reprogramado 404 operaciones. La suspensión de las operaciones le costó a la CCSS ¢3.600 millones. Parece un juego. Ese mismo lunes, por cierto, La Nación nos regaló esta deliciosa noticia: “Plan Nacional de Alimentos dejó ociosos ¢22.000 millones”. ¿Pobres o irresponsables?
La Gerencia Médica de la CCSS explicó que a algunos pacientes se les suspendió su cirugía en varias ocasiones en razón de la huelga. ¿Personas o cosas? Nota curiosa: La Unión Médica Nacional está a la espera de que el Tribunal de Trabajo determine si la huelga fue ilegal o no. Los molinos del Estado muelen despacio. Sin embargo, no es lo mismo retrasar una operación de un ser humano que definir la legalidad o ilegalidad de una huelga. Lo cierto es que los anuncios victoriosos sobre el fin de la huelga y la reprogramación de las operaciones nos han notificado, una vez más, que la seguridad social (es decir, los asegurados, fines, no medios), nuestra gloriosa creación nacional, se ha sacado a subasta.
¿Reprogramar los valores?