En materia fiscal vivimos, desde hace mucho tiempo, en un círculo vicioso, una especie de eterno retorno en que una situación pasada se repite para siempre.
Frente a la actual crisis fiscal y la consiguiente propuesta del Gobierno, se repite uno de nuestros pecados favoritos: la inconsistencia, entendida como falta de duración, estabilidad y solidez. Estamos, por ello, oyendo los mismos argumentos o críticas de años atrás, cuando un Gobierno, con el agua al cuello, como el actual, en materia fiscal, quería salir de apuros. Para este Gobierno, además, la situación se ha complicado, pues le han estallado en la cara los problemas arrastrados por décadas que no atacamos con seriedad fieles a la sentencia: “El que viene atrás, que arree”.
Los empresarios(UCCAEP y bananeros) han sacado en estas semanas sus conocidas armas. Bien está, pero ¿por qué solo ante un plan fiscal que toca los bolsillos o ante un proyecto portuario que afina las tarifas? Los empresarios tienen funciones o tareas específicas, pero, para resguardarlas y fortalecerlas, deben dormir con un ojo abierto para que el Estado no se descamine. Su labor de vigilancia y crítica debe ser, por tanto, consistente (duradera, estable y sólida) pues, si solo surge ante un plan fiscal o ante una reforma pueden tocar las fronteras del egoísmo o del oportunismo, antítesis de la responsabilidad social.
Al grano. La evasión en renta y en ventas es un deporte nacional, un capítulo de la cultura costarricense, ahí por el 5,3% del PIB, y nunca ningún pez gordo ha sido enjuiciado y encarcelado. Y el contrabando, de vieja data, familiar o no, temible y vengativo, forma parte de nuestra historia. Con todo, sus temibles capos gozan de buena salud, mientras flamea el viejo principio: “Dejad hacer, dejad pasar, que el mundo va solo”, común a todos los Gobiernos, sin importar su ideología. Estos datos no le han importado a nadie, pero, eso sí, se ventilan frente a un plan fiscal. ¿Algo más? Los 800. 000 furgones y más que discurren por Limón no se escanean. No se sabe, en verdad, qué va ni qué viene. La droga y el contrabando en un abrazo indisoluble. Y, como está documentado, hace unos años desaparecieron 7.000 furgones del mercado nacional. El horror al aire libre.
El oportunismo o la inconsistencia, exhibida ante el plan fiscal o ante un proyecto, no valen. La denuncia y la crítica argumentada no son flor de un día, en provecho propio y del bolsillo, para oponerse a una medida, en una situación compleja, sino un acto de responsabilidad social y de solidaridad constantes con el país para que el Estado y la sociedad realicen sus fines.