Hay una frase célebre, que no estoy seguro quien la dijo, que reza: “Todos los monopolios son malos, excepto el mío”. Esto se dice porque se entiende que, cuando una empresa tiene la ventaja de ser la única en el mercado puede cobrar el precio y dar el servicio que quiera, sin que los clientes puedan hacer nada. Cuando no hay opción, el monopolista se aprovecha y obtiene rentas fuera de lo normal.
Pero no en todas las circunstancias en que hay una sola empresa en el mercado se puede hablar de monopolio. Las teorías económicas más modernas se enfocan en los costos de entrar o salir del mercado. Aunque haya una o pocas empresas en el mercado, estas no podrán aprovecharse de los clientes si es relativamente fácil para otras empresas entrar a competir en el mercado. Por eso el énfasis se ha volteado hacia el análisis de cómo se entra o sale de un mercado.
Estos conceptos son importantes tenerlos claros ahora que se discute la renovación del contrato de revisión técnica de vehículos con Riteve. El que haya solo una empresa haciendo la revisión no significa, necesariamente, que esta puede cobrar lo que quiera para apropiarse de una renta monopolística. Si el proceso de licitación para adjudicar la revisión técnica es transparente y con condiciones de verdadera competencia, el precio fijado por el servicio no es monopolístico. Esto porque la empresa ganadora de la licitación, al competir con las otras participantes, se ve forzada a bajar el precio. La calidad del servicio se supone que es constante e igual para todos, ya que es determinada y controlada por el Gobierno.
Ahora algunos diputados proponen cambiar el esquema de competencia para entrar al mercado de revisión técnica. Ellos quieren que no haya competencia para entrar, sino una simple autorización de algún funcionario publico. La competencia se daría en el momento de dar el servicio de revisión. Pero, dado que el precio sería fijado por el Gobierno, una vez adentro, la competencia entre los talleres autorizados seria por medio del servicio. Esto es, para atraer clientes y ganar más, los talleres tendrían que hacerse atractivos a los clientes. ¿Que mejor manera para atraer clientes que siendo flojos en la revisión? Las filas de vehículos en los talleres en que sea fácil pasar la revisión serían interminables, mientras que los que realicen la revisión de la manera adecuada estarían vacíos. Si no, acordémonos del famoso “eco-marchamo”. Para evitar el deterioro de la calidad del servicio, el Gobierno tendría que poner un sistema de revisión de los talleres de revisión. ¡Más burocracia, más costo! Lo mejor es hacer un proceso de licitación claro y transparente, que promueva la competencia para entrar al mercado de revisión.