El Ministerio de Comercio Exterior (Comex) ha sido el primer ministerio de esta administración en anunciar sus metas para los próximos 4 años. Comex persigue que el acumulado de inversión extranjera directa llegue a los $9.000 millones en estos 4 años, y que las exportaciones alcancen los $17.000 millones al 2014.
Son metas claras, explícitas y ambiciosas. Es un buen paso en lo que a rendición de cuentas se refiere. Pero también implica una serie de retos muy importantes para la ministra González y su equipo.
Primero, para lograr estas metas no dependen solamente de sus propias acciones, sino que necesitan la ayuda de otros ministerios. Ya hemos hablado mucho de las múltiples necesidades que tiene el país en infraestructura. El Gobierno parece estar consciente de ello, por lo que han prometido hacer un esfuerzo para avanzar fuertemente en este aspecto. Pero, como ya sabemos que la capacidad de ejecución del MOPT ha sido muy limitada en el pasado, a menos que se establezcan prioridades y metas claras se corre el riesgo de volver a caer en el desorden, sin llegar a solucionar los problemas.
Parecido sucede con las necesidades de mejorar la educación, la seguridad ciudadana y la tramitomanía. Todos aspectos fundamentales para lograr las metas de atracción de inversiones y aumento de exportaciones. Si los demás ministerios del Gobierno no jalan parejo con Comex, se corre el riesgo de incumplir con las metas y, por lo tanto, con la pérdida de una oportunidad de mejora para el país.
El otro aspecto que puede dificultar la consecución de las metas es una especie de paradoja. Si Comex logra atraer mucha inversión extranjera y aumentar las exportaciones, habría una mayor entrada de divisas al país. Una parte de esos dólares volvería a salir por medio de mayores importaciones, pero el saldo seria positivo –al menos eso se espera–. Eso significaría mayor presión a la baja para el tipo de cambio. O sea, en caso de que la estrategia de Comex resulte exitosa, las quejas de los exportadores sobre el nivel de tipo de cambio se duplicarían.
¿Cómo resolver la paradoja? La teoría nos dice que no nos debemos preocupar, en el tanto los aumentos de productividad y competitividad sean mayores que la caída del tipo de cambio. Esto es, si las mejoras en infraestructura, educación, seguridad ciudadana y tramitomanía, entre otros, ayudan a reducir los costos de los exportadores más de lo que sus ingresos pueden caer por culpa del tipo de cambio, no deberían tener problema. Sin embargo, hay que entender que eso aplica para el promedio. Habrá algunos sectores de producción que ganarán mucho y otros que sufrirán más. A tal punto que habrá sectores que dejarán de ser competitivos, por lo que muchos se verán forzados a cambiar de actividad para sobrevivir. El éxito vendría acompañado de espinas.