La exministra de Obras Públicas y Transportes, Lic. Karla González, ha de estar muy enfadada con el nuevo titular de esa cartera, Ing. Francisco Jiménez, por haber suavizado su cruenta restricción vehicular. Yo, no. Más bien, me siento muy contento. Ahora podremos circular todos los días respetando las denominadas “horas pico”.
Alguien, al fin, entró en razón. Porque el fin y la razón jurídica de la restricción no era prohibir el libre tránsito a rajatabla, sino, más bien, descongestionar el tránsito en las horas pico. ¿Qué sentido tenía prohibir circular durante todo el día si las horas pico solo se dan' en horas pico? El Gobierno anterior se ensañó en los conductores como si fuéramos malhechores. Pero el actual nos redimió. ¡Qué ironía: un ingeniero ofreciéndole lecciones de derecho a una abogada!
Suavizar la restricción no debe agotar la política pública en esta materia ni servir de excusa para lavarse las manos mientras pasan los cuatro años de Gobierno. Debe haber todo un programa de mejoramiento vial, pues el fin último no debe limitarse a descongestionar a medias, ni por un tiempo limitado, pues las ciudades y poblaciones crecen todos los días y las noches (cada vez que un tico va a la cama emerge la posibilidad de una nueva congestión). La solución no es más restricciones ni cobrar multas tan altas. No es delito tener que desplazarse para trabajar.
El Plan Nacional de Desarrollo contempla acciones para enfrentar el problema. Hay que apoyarlas y complementarlas con un buen sistema de financiamiento permanente para mejorar la infraestructura. Se estimularía la expansión del PIB, generaría empleo, habilitaría el trasiego de bienes y personas, acortaría horas de espera y mejoraría la productividad del país, aspecto que tiene claro la ministra de Planificación. Todos pagaríamos gustosos peajes más altos por carrete- ras y vías de acceso más expeditas.
Los peajes a Alajuela y Cartago se han mantenido absurdamente bajos. Urge ajustarlos y poner agujas automáticas para acelerar el paso y evitar renunciar al canon en las horas pico, como ahora. También se pueden incrementar los impuestos a la importación de vehículos (siempre y cuando no se destinen a la burocracia). Serviría, además, como desincentivo para incrementar la flotilla nacional; a veces se olvida cuán poderoso es el sistema de precios para lograr resultados sin violentar las libertades constitucionales. Concluyo diciendo que al ministro Jiménez le asignamos una nota descolorida por su desempeño en el 2010. Pero este año 2011 arrancó con el pie derecho. Estoy seguro de que su nota mejorará significativamente este año.