El resultado de las elecciones municipales el pasado domingo reconfirmó una tesis política que he sostenido en los últimos años: la oposición, diseminada, no está en nada. Pero también reveló otros detalles interesantes sobre las preferencias electorales en el seno de la oposición.
Sería mezquino de mi parte no reconocer el holgado triunfo del PLN. Demostró que aun en la apatía más grande del electorado, sabe promover, organizar y cosechar adhesiones. Muy astutamente se dedicó a promover su color a un nivel muy emotivo, casi poético ( verde que te quiero verde , diría García Lorca), olvidándose de las personalidades individuales, ignoradas a nivel nacional. Definitivamente, saben hacer política. Se embolsó el 72% del total. Pero, ¿fue don Rodrigo el triunfador?
En la oposición, el gran ganador fue el PUSC. Se cargó 9 alcaldías (11%) y tuvo presencia en las calles y escuelas. Me despertó gratos recuerdos de antaño, cuando el PUSC era una fuerza nacional, marcaba la pauta y definía los temas nacionales. Lo de ayer fue un rayito de esperanza. Lo que le falta es un buen candidato para recoger simpatías de tiempos idos. Muchos veríamos con buenos ojos una alianza pragmática con otros partidos para las próximas elecciones. Ya lo demostró una vez en el pasado: la unión hace la fuerza.
El PAC descendió al tercer lugar. ¡Mala nota! Logró solo 6 alcaldías (7,5%). Debe convencerse de que su retórica y rigidez en sus planteamientos están redituando mal. Habrá de volver a la mesa de dibujo y revisar a profundidad su estrategia. También le conviene una buena dosis de pragmatismo y constituir alianzas, aunque solo sea por animadversión a Liberación, que lo pintó como enemigo de la empresa privada. Ahí fue donde se jodió, porque el tico no es de izquierda. Tendrá que definir de una vez por todas su ubicación en el espectro ideológico.
Libertario sigue de capa caída. Con solo 3 alcaldías no llega al 4% del total. Haber pactado con Liberación para elegir el Directorio y cogobernar fue un error. Se los dije. Pero, en fin, es una torta remediable. Al igual que el PUSC, debe buscar una alianza para sobrevivir. Otto Guevara, a quien admiro y respeto mucho, discrepa de que el PUSC tiene partido, pero no candidato, y el ML es al revés. ¿Seré yo el equivocado? Flexibilizar dogmas, aceptar el rol del Estado en la justicia y distribución (sin renegar de las bondades del mercado) lo acercarían al PUSC para ofrecer al electorado una buena amalgama. Según Unimer, hay más de un 40% de electores aún no definidos por ningún partido (el PLN descendió a 32%). Flexibilidad, osadía y una temprana alianza electoral podrían ser redituables.