En 1968, en el disco conocido como El álbum blanco , John Lennon cantó: “Todos tienen algo que esconder, excepto mi mono y yo”.
La verdad, no dejaba de tener razón: como todos tenemos un pasado, todos tenemos secretillos; algunos, bastantes incómodos.
El pasado es como el “pariente pega” que se aparece justo a la hora de la fiesta a la que este no fue invitado. A veces –no pocas– sucede que alguien se esfuerza por revelar las cosas que todos desean no recordar.
Dan Snow es uno de ellos. Lo bueno –para todos nosotros– es que se dedica a hurgar en las ciudades, que también tienen sus cosas...
Filthy Cities ( Ciudades inmundas , traducción literal), de la BBC, escarba –nunca mejor dicho– en los antecedentes de las urbes que hoy son estrellas de los planes de cualquier viajante. En este caso, al volver la vista atrás se debe tener un estómago fuerte.
Londres medieval es el primer programa de la serie, que se compone de otros dos episodios: París revolucionario y Nueva York industrial.
El programa se vale de imágenes generadas por computadora y recreaciones en las que Snow se mete, en toda la extensión de las palabra.
En el Londres del siglo XIV veremos lo “asquerosamente sucia” –citando al diario británico The Telegraph – que era entonces.
Era un lugar en el que la suciedad, la miseria y las epidemias eran rutina.
Sin calles asfaltadas, la gente debía caminar sobre la pura tierra, “alfombrada” con excrementos de todo tipo y de restos de animales arrojados de las carnicerías. Para completar el cuadro, no existía servicio de alcantarillado.
En el caso de la Ciudad Luz , 200 años atrás tenía fama de ser una de las “olorosas” de Europa y de unas calles en las que la gente sufría la pobreza más grotesca, con los peores trabajos.
Snow tendrá la oportunidad de ingresar a las habitaciones de la malograda reina María Antonieta. Las cosas que mostrará de ahí nos hará preguntarnos: ¿eso era alta sociedad o alta suciedad?
Finalmente, en lo que toca a La gran manzana , veremos como quienes llegaban en busca de la tierra prometida se daban cuenta, pronto, de que esta era peor de lo que dejaron detrás: en el siglo XIX, Nueva York era una ciudad consumida por el hedor y la corrupción.
Snow encontrará las ingeniosas maneras que tenían los neoyorquinos para lidiar con los hedores.
Repetir la recomendación no está de más: se debe tener un estómago fuerte para este programa, un viaje en el tiempo hacia las urbes, porque todo tiene un pasado; incluso, uno muy. muy sucio.