La nostalgia, en ocasiones, da revanchas. En 1983, un estudio de televisión franco-canadiense produjo la primera serie del Inspector Gadget, una con la cual crecimos miles de niños latinoamericanos nacidos a finales de los años 80.
La serie era mágica: un hombre alto y delgado –cuyo cuerpo, en buena medida, estaba formado por partes robóticas, que cada tanto le servían para salir de toda suerte de apuros– se dedicaba a resolver misterios y crímenes, en particular los cometidos por su némesis, el malvado Doctor Claw.
Gadget no solo era brillante –y muy torpe al mismo tiempo–, sino que era simpático y ocurrente.
En sus aventuras solía acompañarle su sobrina, Penny, niña rubia con una clara facilidad para encontrar pistas y ayudar a su tío.
El Inspector Gadget fue un éxito rotundo: uno de esos raros casos que se extienden, con el mismo cariño de parte de los fanáticos, en el tiempo y en el espacio.
Pese a que solo se produjeron tres temporadas de la serie, las repeticiones del programa, todavía hoy, siguen viéndose en distintas partes del mundo.
Eventualmente, el cariño de los fanáticos y el éxito comercial de la serie se tradujeron en varios juegos de video, unas cuantas series derivadas que nunca estuvieron a la altura de la original, así como un par de películas nada memorables.
Ahora, sin embargo, es cuando la nostalgia tiene una oportunidad de revancha.
La versión 2015 del Inspector Gadget es una secuela directa de la serie original de 1983.
Esta vez es el turno para Penny de ser la protagonista de las aventuras; la chica ha crecido y es una agente secreta en entrenamiento, asistida por su perro Sabiondo.
De nuevo, Penny acompaña a su tío a todas las misiones, por lo cual las aventuras pasan por la torpeza del conocido detective y la secreta astucia de la joven.
Eso sí, algunas cosas nunca cambian: el bobo detective sigue considerándose a sí mismo el héroe, celebrando la resolución de un conflicto al que ya Penny dio respuesta.
Véalo. Lunes 10. Boomerang. 6:30 P.M.
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Véalo. Viernes 14. Netflix