En 1991, Nubeluz irrumpió en la escena televisiva e hizo explotar una ola de pasión entre los niños de toda Latinoamérica. Con el carisma y belleza de las Dalinas, así como con la gran cantidad de competencias, un ejército de pequeños se vio reflejado en la TV y se volcaron a corear a más no poder “Súbete a mi nube...”.
Hoy, sin la misma inocencia y sin los juegos y canciones desarrollados especialmente para infantes, los chicos de Combate despiertan un sentimiento similar en una nueva generación de niños que cada noche, frente al TV, repite, con lealtad y emoción sinceras, los cantos y hasta los movimientos sugerentes de algunos de los bailarines.
La admiración de los niños por los combatientes, a quienes llaman sus ídolos, provoca muchos muestras de emoción, que incluyen pupilas brillantes, abrazos efusivos y los conducen a arrebatarles los celulares a sus papás, para tomarse una foto con el personaje de su afecto.
Más allá del regalo de un sólido rating de 12 puntos entre personas de 4 y 7 años, los pequeños le regalan a Combate cientos de peluches y cartas. La popularidad del programa también viene acompañada de numerosas llamadas semanales que se quejan de niños que han intentado en casa algunos de los juegos más arriesgados.
Noche tras noche, los presentadores Kiko Robles y Teresa Rodríguez advierten a los televidentes sobre el peligro de repetir lo que ven en la pantalla, en medio de peticiones para que terminen su tarea y no sean castigados sin ver el show .
Solos no, en familia. La producción ha abrazado el apoyo de los niños sin modificar el contenido; de hecho, no creen necesario modificarlo para ellos.
“Hay que tomar en cuenta que somos un programa familiar, no un programa infantil... Es algo que los niños tienen que ver con sus padres, no que quede a la libre”, afirmó Rodríguez, al ser cuestionada acerca de los contenidos.
No obstante, los combatientes se han visto obligados a mejorar su comportamiento.
“Ser el ídolo tiene una responsabilidad. En mi caso, exploto a cada rato, me enchicho y peleo con todo el mundo. Me ha tocado controlarlo un poco porque la gente me dice: ‘Vos sos un ejemplo para los niños, ten cuidado con esto ( sic ). Es el deber de uno compartir buenos valores”, destacó Berny Madrigal, del equipo naranja.
Aunque los padres no aprueben por completo los contenidos del programa, pueden involucrarse y darles herramientas a los niños para analizar el programa a fondo.
La psicóloga social Marisol Fournier aconseja a los padres ver Combate con sus hijos y empezar las discusiones que el programa no va a abordar nunca.
“Por ejemplo, si en el programa se pelean, no hay que dejar el tema ahí, sino hablar sobre por qué hubo un problema, por qué dijeron esto y preguntarles a los niños qué piensan, qué hubieran hecho si estuvieran en lugar del combatiente”, afirmó la experta.