Uruguay ( El País). En su última semana como el irreverente, idiosincrático, inimitable médico televisivo Gregory House, Hugh Laurie reconoce que ha debido trabajar fuerte para hacerse a la idea que debe abandonar un personaje que lo ha inspirado, obsesionado y exasperado durante 177 horas de drama.
Esta noche, la cadena Fox emitirá en los Estados Unidos el episodio final de la serie luego de ocho temporadas, una conclusión que no ha sido forzada por los "ratings" (que solo recientemente han descendido de niveles de gran éxito a un territorio algo más modesto) sino de la decisión de su creador, David Shore, que decidió cómo debía acabar el programa.
Laurie reconoce que hubo temporadas de la serie que los críticos consideran rutina. “No sé si voy a desplomarme en medio de temblores y estremecimientos, o simplemente me voy a ir del estudio sin mirar atrás”, dice.
Fuera de la escena, continúa hablando con el acento americano que ha engañado a millones de espectadores que siguen sin saber que es inglés. Una cosa en cierta, sin embargo: “Voy a extrañarlo mucho”.
No va a ser el único. Más allá de los espectadores que semana a semana siguen la disección de complejos casos médicos a cargo del más brillante esclarecedor de misterios desde Sherlock Holmes, quien inspiró al personaje en primer lugar, House ha demostrado poseer una capacidad de atracción muy amplia.
Lo confirma incluso el Libro Guinness de los Récords, edición 2012, que ubica a House como el programa de televisión más popular del mundo, con casi 82 millones de espectadores en 66 países.
“Me resulta totalmente sorprendente”, dice Laurie. “Creo que el personaje y las historias han sido tan intensamente verbales. No digo solo técnicas, sino muy idiomáticas, muy metafóricas. No sé cómo han podido traducir al turco, por ejemplo, algunas ideas que hemos manejado”.
Pero lo han hecho, y también a muchos otros lenguajes.
Omar Epps, que interpreta al resistente pero vulnerable a un Dr. Foreman a menudo en conflicto con los transgresores métodos de House, cuenta la experiencia de haber estado en una pequeña isla frente a las costas de Italia y encontrarse con que la gente lo llamaba: “Eh, Dr. Foreman”.
Es algo que le resulta sorprendente, agrega. Shore, que creó al personaje de Laurie y ha permanecido en el programa hasta el final, también dirigió el último capítulo.
Algunos secretos al respecto se han filtrado, incluyendo un llamativo elenco de estrellas invitadas y el título, Everybody Dies ("Todos mueren"), que rima con el axioma de House Everybody Lies ("Todos mienten").
Shore reconoce la emoción de irse, agregando que al sentimiento de “cosa lograda” lo acompañan dos datos contradictorios: la sorpresa porque el programa haya durado tanto y que ahora termine.
“Es muy surreal”, dice Shore. “Una parte de mí se va. Pero si recién hemos empezado. ¿No estamos en el episodio seis?”
Por otra parte sigue sorprendiéndose porque un programa construido en torno a un personaje golpeado y supremamente cínico, que viola prácticamente cualquier regla televisiva acerca de centrar las historias en tipos agradables, haya durado tanto.
“Jamás pensé que tendríamos este éxito”, insiste Shore.