El selfie , símbolo incuestionable de nuestra necesidad por atención y aprobación, se convirtió esta semana en el canal mediante el cual recordamos ciertas tensiones que existen entre dos naciones enemigas del Medio Oriente: Líbano e Israel.
Aunque la última guerra oficial entre ambos países ocurrió hace algunos años, nunca han cesado los reportes de inestabilidad y hostilidad entre gobiernos. No han logrado, durante décadas, encontrar un punto de equilibrio.
A tal punto ha llegado la disputa que la ley libanesa prohibe a sus ciudadanos tener contacto con cualquier israelí, en persona o virtualmente, específicamente dentro de su territorio, pero sea donde sea es mal visto por una parte de la población, respaldada por leyes absurdas.
En 1993, la concursante libanesa a Miss Universo se metió en tremendo lío cuando se tomó una fotografía, fuera de su país, junto a Miss Israel. Uno no creería que los gobiernos deciden quién puede representarlos en un concurso de belleza, pero en ese entonces el de Líbano le revocó el título a su Miss por el delito de posar junto a su contrincante.
Esta semana, sucedió algo similar. La representante libanesa en Miss Universo, Saly Greige, recibió unos cuantos miles de mensajes de odio de compatriotas por aparecer en un selfie que Doron Matalon (Miss Israel) compartió en Instagram.
Para parte de la prensa el selfie provocó una polémica internacional, y otra se lo tomó con ligereza por la superficialidad que a la superficie emana la controversia.
El asunto hizo que hasta Donald Trump –cabecilla del concurso– hablara sobre un tema del que no ha de saber mucho y que incluso surgieran reportes de que a las delegadas de Rusia y Ucrania no les permiten fotografiarse juntas a raíz del famoso selfie .
Al cierre de edición de este ejemplar, el gobierno de Líbano no se había manifestado respecto a la represalia que podría recibir Greige por su desacato, pero sí investigó el caso.
Greige dijo que ella había intentado no fotografiarse con su enemiga, pero que Matalon forzó el selfie . También se disculpó con los libaneses por el error. Matalon lamentó que Miss Israel no pueda pausar la hostilidad durante las tres semanas que dura Miss Universo. Nadie en Israel parece haberse enojado por el selfie .
Hace unas semanas, Mia Khalifa, una actriz porno libanesa que vive en Estados Unidos, recibió todo tipo de amenazas por ir en contra de la ideología conservadora y radical de Líbano. “¿El Medio Oriente no tiene cosas más importantes por las que preocuparse, aparte de mi? ¿Qué tal buscar un presidente o reprimir a ISIS?”, respondió Khalifa.
Secundo las palabras de la actriz y agrego las de John Stewart: “Entiendo que Israel y Líbano comparten una enemistad intrincada, ¿pero en serio, Miss Universo? Es la única oportunidad en todo el año en la que todas las naciones pueden poner sus diferencias de lado, unirse en Miami y entre todos tratar a las mujeres como comida cara en lugar de seres humanos”.