Que Karina Ramos se creyera, se convenciera de que tenía posibilidades reales de ganar Miss Universo no extraña, pues justo eso es que se esperaba de ella. Sin embargo, que medio Costa Rica estuviera igual de convencido que ella es algo que va más allá de una anécdota.
Banales, triviales, superficiales: todos son adjetivos que les caben a los concursos de belleza. Eso nadie lo discute. Igualmente, tenemos claro que ni la Miss Costa Rica es la mujer más bella del país ni la Miss Universo es la más bonita de, digamos, el universo. Sin embargo, por un momento, dejemos de lado nuestras reservas y aceptemos que este tipo de certámenes son más vistos de lo que nuestro intelecto quisiera reconocer.
La noche del pasado domingo muchos sacamos el rato para ver Miss Universo. Teletica se anotó un éxito enorme esa noche, ayudado no solo porque la competencia ni siquiera opuso resistencia (es decir, algo mejor para ver), sino también porque, fuera de cuento, parecía que la participante tica se podía jalar la torta.
¿Por qué fue que empezamos a creernos que Karina Ramos pegaría el batacazo? El origen de la euforia parece algo difuso ahora, pero mucho tuvo (tuvimos) que ver la prensa, que hizo eco de los pronósticos de especialistas extranjeros que le veían a la tica madera de reina planetaria de la belleza.
Yo, que nunca he tenido en alta estima a los concursos de belleza –a pesar de años tomando parte en su cobertura– al final estaba, no sé por qué, firme en mi creencia de que Karina no solo sería finalista, sino de que bien podría quedar entre las cinco principales aspirantes. Y desde luego que me sorprendió verla quedar fuera tan pronto.
¿Me entristeció? No. ¿Me alegró? Tampoco. El desenlace de un concurso de belleza física no responde a méritos, sino a valoraciones subjetivas sobre estándares estéticos que, desde luego, son discutibles y cuestionables. Aún así, tampoco voy a a tirármelas de tan sangre de chancho como para presumir de que no compartiría la alegría de Karina en caso de haber corrido con mejor suerte en Miami (inaudito el video que circuló en redes sociales de una expresentadora de televisión celebrando desquiciada la eliminación de la participante tica).
Si por la historia nos regimos, Karina Ramos la tiene servida para seguir vinculada a la televisión, especialmente con Canal 7. Nada raro sería verla como una “famosa” dentro de la siguiente temporada de Dancing with the Stars o incluso sumándose como presentadora de algún programa tipo 7 Estrellas , donde, vale decir, siempre hay espacio para una cara nueva (hubo años en que esa revista lucía más llena que bus de Sabana cementerio un viernes a las 6 p. m.).
Por ahora, el #CostaRicaquierecorona queda archivado. En un par de meses se celebrará otra insufrible edición de Miss Costa Rica y será entonces cuando una nueva muchacha procurará hacernos creer que ella sí será la reina prometida. 1