De tan buenos que son y tan eternos que parecen, es posible que algunos demos a Marfil por sentado, es decir, que siempre estarán ahí, que son parte de la idiosincracia de este país, que de por vida los tendremos a mano para escucharlos dándole con todo a Represento , mientras nosotros nos erizamos... Quizá hemos dado por sentado el “¡sacabum sacabum p’afueraaa!”.
Pues bien, al trascender la semana pasada que Marfil había ganado el Premio Nacional de Cultura Patrimonial Inmaterial Emilia Prieto, nos sacudimos la modorra y nos percatamos de que ni ellos ni nosotros (ni nadie) somos eternos, y que había que ir a exprimirlos antes de que aplique su fecha de caducidad, cual sea que sea.
Lo que no nos imaginamos al irnos a meter este lunes al Cuartel de la Boca del Monte –sempiterna guarida del grupo todos los lunes desde que tenemos memoria– era que el grueso de aquella masa compacta y frenética que ovacionaba a Isidor Asch y los suyos, estaba compuesta en un 80% por muchachos que acaso alcanzaban los 20 años. ¡Y se sabían todas las canciones, todas las coreografías!
La simbiosis de generaciones que se dio esa noche pospremio –aunque dicen que esa es la tónica siempre– fue mágica, a los más mayorcillos los de Marfil nos devolvieron de un tirón a la época de adolescencia, de universidad y de todo lo demás.
A los “güilas” de ahora, por lo visto, los transportan en un convoy de euforia tropical que contagió (y contagia) por igual a sus padres y de pronto hasta a sus abuelos en algún momento. Eso es lo que hace Marfil. Eso es lo que los hizo merecedores de tremenda distinción. Ese segundo aire hay que aprovecharlo, porque sí, ojalá que haya Marfil para rato pero quién sabe hasta cuando podremos seguirnos desgalillando todos juntos, sin distingo de edad, apelotados en medio de luces de neón, cantando y bailando juntos “¡Representooo!”, nunca más simbólica que hoy, apenas para mandarle un videíto de aquella pieza, aquella noche, a don Donald Trump.
La hermosa modelo Lola Wright, hija del exfutbolista y ahora director técnico, Mauricio Wright, está en los últimos preparativos para su baby shower , pues el nacimiento de su primogénita es inmimente. Y sí, supimos que es niña y se llamará Leah. Tremendo notición. Ya nos imaginamos qué clase de muñeca va a ser esa chiquita. ¡Felicidades y que todo le salga de maravilla!
Una que se ha repuesto de forma impresionante tras su reciente embarazo es la expresentadora Pamela Méndez, quien tras dar a luz a Sol –hija del “medio doceno” Daniel Moreno– está de vuelta en el modelaje, ahora como figura de Boutique Aldana, popular tienda comandada por las conocidas hermanas Nadia y Nicole.
Se viene la nueva edición de Tu cara me suena , de Teletica Formatos y, aunque la lista de participantes se maneja con un secretismo de cónclave, por ahí orejeamos que habrá tremendas sorpresas a la hora que se revele la lista de elegidos. Por dicha los productores del 7 se andan pellizcando, porque con ese tipo de programas el riesgo siempre es que terminen raspando la olla de famositicos... ¡En fin! Bien por ellos y también por la teleaudiencia que tanto gusta de este tipo de show.
Este lunes nos llevamos tremendo alegrón al encontrarnos al periodista Javier Rojas “con toda la pata”, como decimos aquí, haciendo mandados en Tibás centro y muy recuperado ya del quebranto de salud que tuvo hace unas semanas. Tremendo señorón, saluda con efusividad y cariño a quien lo reconoce y la verdad, lo vimos como un chiquillo de 20, que se nos conserve así por mucho tiempo, él es tremendo patrimonio nacional.
Siguen los famosos visitando el país: solo en las últimas semanas recibimos la rimbombante visita de parte de la familia Kardashian, lo que puso al país en tremenda vitrina mundial (con todo y que una de ellas dijera en una de sus redes sociales que estaba “fascinada” con la isla).
Lo que no deja de sorprender es la arremetida de centenares de compatriotas quienes, en redes sociales, descargan críticas de todo tipo contra las figuras del reality show más exitoso de la historia.
Incomprensible actitud. Si las odian, no las consuman. Y si vienen al país, tampoco las consuman. ¿Acaso les están pidiendo posada en la casa? La exposición como destino turístico nos beneficia absolutamente a todos, de una u otra forma, pero en fin, cada quien elige cómo fregarse el día (y la vida) desparramando estupidez de fijo donde solo pueden hacerlo sin mayores consecuencias: en redes sociales.