A Silvia Arias Penón varias generaciones la vimos crecer de su más tierna infancia, cuando en los albores de la década del 80 su padre, Óscar Arias Sánchez, empezó a escalar puestos en la política nacional hasta convertirse en presidente del país en 1986. Como ocurría en aquellos tiempos, la familia del Mandatario era noticia frecuente en los diarios y revistas de la época.
Parece que fue ayer cuando la vimos a ella y a su hermano, Óscar Felipe, acompañar a su papá en las tomas de poder (don Óscar fue reelecto en el 2006 para un segundo mandato). Por eso nos dio un fresquito de nostalgia en el corazón cuando supimos que se iba a casar. La boda se realizó el sábado 16 de julio en el hotel Pura Vida, en La Garita de Alajuela, en una ceremonia hermosa, sobria y muy íntima, en la que fueron acompañados por familiares y amigos muy cercanos de los contrayentes.
Silvia se casó con el suizo Thomas Naef al caer la tarde. Previamente tuvo su despedida de soltera y otros agasajos. El gran día lucía sencillamente espectacular. Como es la tradición, desfiló del brazo de su papá mientras su madre, doña Margarita Penón y su hermano, Óscar Felipe, observaban conmovidos.
Desde Suiza vino la familia del novio y todo transcurrió entre las obras de arte florales al mejor estilo de Tobías Karolicki, un ensamble sinfónico para los momentos más sublimes y luego se armó la pachanga al ritmo del grupo Expresso.
Los novios estaban radiantes y de verdad que fue una boda espectacular, prolija en los detalles, todo se condujo con puntualidad inglesa y, hay que decirlo, don Óscar Arias estaba exultante. Detallazo fue la presencia de un invitado muy especial, nada menos que el politólogo y diplomático chileno, John Biehl, el mejor amigo de nuestro Premio Nobel de la Paz.
Sabido es que lo que nos muestra la pantalla del televisor es poco cuando tratamos de dimensionar lo que implica producir un programa de televisión, de cualquier tipo. Imaginemos que podemos ver lo que está fuera de ese rectángulo, pues solo así, quizá, se entiende el corre-corre de productores, técnicos, maquillistas, sonidistas, camarógrafos, asistentes, iluminotécnicos y demás personal que nunca vemos delante de las cámaras.
Días atrás pudimos constatar esto en cuerpo presente, cuando este Topo se coló en la grabación de un episodio de Tu cara me suena (TCMS), el programa de Teletica Formatos, cuyo final está a la vuelta de una semana. Impresiona, y para bien, el casi coreográfico desempeño del equipo de Teletica Formatos para coordinar a los participantes, montar escenografías, variar el diseño de luces y demás artes que no son visibles en el producto final que llega a los televidentes.
En la primera línea de trabajo está la mandamás Paula Picado, quien supervisa en persona que el público invitado esté cómodo y a sus anchas, además de no perderle el hilo al guión de lo que va y viene del escenario. También vimos así de fajado a Mario Nájera, productor de Teletica Formatos, quien no se arruga para cuadrarse a alzar cajas y cables.
Las televisoras locales han ido ganando colmillo en producción, como se ha visto en la calidad creciente del acabado visual de espacios hechos en casa, tanto en Teletica como en Repretel (no vamos a meternos a debatir la calidad de los contenidos, que ese es un pleito que merece espacio aparte). Esa noche quedó palpado ante nuestros ojos que en el 7 los detalles no se toman a la ligera.
Por todo lo anterior, no deja de llamarnos la atención la poco repercusión que la generación de estos contenidos tiene en los espacios informativos del mismo Teletica. Al menos en esa grabación de TCMS, la cobertura periodística de los propios de la casa pareció escasa, con solo una reportera de su sitio web al pendiente del desarrollo del programa.
Es raro, pues detrás de cámara suceden hechos relevantes que rara vez son reflejados en espacios como De boca en boca , 7 Estrellas o Buen día . ¿Por qué no sacarle millaje a contenidos propios y de interés que incluso sí reciben amplia cobertura de parte de medios ajenos al 7? Está bien cuidarse del qué dirán, pero tampoco es necesario guardar tanto las apariencias.
Tremendo conciertazo tendrán las mamás del país (y sus acompañantes, que a no dudarlo serán muchos) el próximo sábado 13 de agosto, cuando el show montado el 13 de febrero pasado por el visionario empresario de conciertos Marvin Córdoba, Auténticos por siempre, repita en su versión Serenata a las madres .
En la primera ocasión el concierto fue un éxito rotundo, con el área del Estadio Nacional habilitada para el espectáculo luciendo un lleno de gente que pasaba de la euforia a la nostalgia, cuando veía pasar a los músicos que marcaron toda una era en los años 80.
Córdoba regresa con la presentación de Rogelio Cisneros, Víctor Kapusta, Alexis Jiménez, Javier Cartín, Rooper Cisneros, Vía Libre, Banda Chiqui Chiqui, Enrique Dodero, José Mata, José Jákamo, Cori Elle, Vanessa González, Milena Granados y Marfil. Las entradas oscilan entre los ¢8.000 y los ¢30.000, y están a la venta en www.specialticket.net.
El DVD que contiene el concierto pasado no nos deja mentir; de hecho, el resumen en video fue todo un suceso en la página de Facebook Marvin Córdoba Producciones: alcanzó casi a 400.000 personas, tuvo casi 107.000 reproducciones y fue compartido 3.820 veces. Sí, desde estas páginas le echamos todo el fuerzón a Córdoba y a los músicos nacionales que engrandecieron aquella época, cuando la globalización no había roto fronteras y nuestro entretenimiento musical estaba concentrado en el mercado local.
Por dicha esta tropa de talentosos músicos se apuntó con Marvin Córdoba: nadie es eterno y si bien ellos y nosotros estamos bien pochotones al día de hoy, también es cierto que no somos inmortales y, posiblemente, este lujo no nos lo podremos dar en unos añitos más. Así que la vida es aquí y ahora, ojalá esta oda a la música nacional y a este grupo de titanes tenga la caja de resonancia que se merecen. Ni qué decir de las mamás (y sus acompañantes), que tendrán una velada sin parangón justo en vísperas del Día de la Madre.