Si bien el ciclista Andrey Amador ha tenido al país en vilo por cuenta de sus proezas deportivas en el Giro de Italia, ayyyyy nosotros nos quedamos con su humildad, con su sencillez, su autenticidad... posiblemente no mucha gente tenga acceso al círculo íntimo de Amador pero resulta que estos Topos lo conocemos desde chiquillo, lo hemos visto crecer, inquieto, divertido y ocurrente.
Y, una vez más, ensalzamos las actitudes de quienes la “pulsean” al máximo pero sin mariposas en la cabeza. Costa Rica es un país muy pequeño, geográfica y poblacionalmente, pero aún así –y eso está bien– los ticos siempre queremos y tratamos de jugar en las grandes ligas. Eso está bien, más que bien, siempre y cuando tengamos el ego ubicado. Y si hay alguien que es y será Andrey Amador, con o sin bici, con o sin récords, con o sin fama, ese es el chiquito que estos Topos vimos crecer, al alero de sus espectaculares padres (¿han visto los tuits de apoyo de su mamá?) y que, al igual que un Keylor Navas, sabe que TODO es pasajero y que hay que disfrutar el momento consciente de que el asunto es aquí y ahora, gloria para ellos y para el país pero sin despegar los pies del suelo. He dicho.
Suerte de goleador, que llaman, la de Telenoticias . Este miércoles, cuando estalló el escándalo mundial que involucra a la FIFA y a Eduardo Li, nos sorprendió ver al periodista Luis Ortiz cubriendo la noticia in situ, en pleno Zurich... ¿cómo diantres cruzó el charco tan rápido?, nos preguntamos. Pero no: resulta que Ortiz se encontraba realizando un reportaje sobre una gigante automotriz y resultó estar en el lugar y momentos indicados.
Sorpresa parecida nos llevamos al sintonizar a primera hora Noticias Repretel y ver que también tenían su enviada, Andreas Cordero, quien trabajó varios años en Las Historias. No, tampoco fue que se teletransportó la muchacha: la muy pellizcada Andreas está haciendo una pasantía en aquel país y se ofreció a cubrir el megaescándalo para Noticias Repretel.
Este Topo se tropezó el martes con El último pasajero –el programa de Pedro Capmany– justo para toparse con un sutil grueso error. Ante la pregunta, ¿cuándo inició Barack Obama su primer mandato?, se ofrecieron tres alternativas: 2008, 2009 y 2012. El concursante, un muchacho con camiseta verde, contestó 2009, pero se la dieron incorrecta, equivocadamente. Obama ganó las elecciones en Estados Unidos en noviembre del 2008, pero, pero, pero tomó el poder el 20 de enero del 2009: ahí empezó a gobernar, justo lo que preguntaron al muchacho. En en el futuro, en cualquier parte, uno va a encontrar Barack Obama 2009-2017 como fechas de su presidencia, porque entregará el poder el 20 de enero del 2017.
Horas más tarde me enganché con “Tu cara me suena”, espacio que ha venido de menos a más y que al menos a estos Topos nos entretiene montones. El momento épico de la noche fue el homenaje que le hizo Flor Urbina a los Mejía Godoy cuando interpretó Quincho Barrilete... Fue tal el despliegue emocional entre la gente “grande” que recordaba aquella época de finales de los 70’s, que Fuscaldo básicamente no pudo hablar por la emoción que se le quedó atorada en la garganta.
Sin embargo, un rato después cedí a la tentación de “Tu cara me suena” y, más atentos no a los aspectos técnicos a los que tanto apelan los eruditos en televisión, nos abocamos a la parte del fondo y ni siquiera tuvimos que emplearnos mucho, pues hubo un episodio tan maravilloso, tan sublime, un dejavú tan increíble, que nos sacó las lágrimas y nos llevó a la reflexión, como a todos los presentes: fue cuando Flor Urbina interpretó a los Mejía Godoy con su ‘Quincho Barrilete’, la maravillosa canción que le confiriera el premio OTI a Nicaragua en 1977 y, de paso, pusiera a Centroamérica en el ojo europeo, en una época en que aún nos relacionábamos por télex y fax.
Ya nosotros estábamos a punto de soltar el tarugo cuando vimos que Eugenia Fuscaldo se nos adelantó, pues le pudo la emoción, sobre todo por las hermosas palabras que les dedicó Flor Urbina a los suyos, al pueblo nicaragüense. Muy bonito todo.
Aunque hace rato Lynda Díaz había anunciado la salida de su libro autobiográfico, lo cierto es que la publicación circula desde hace varios días casi en forma sigilosa en algunas mesas de noche. No hubo anuncio y se empezó a vender en el salón La Femme, ubicado allá por Los Arcos, propiedad de doña Carmen Suárez, la mamá de la ahora empresaria Lynda Díaz. También se anunciaron futuras ediciones y reimpresiones de “La verdad de mi vida” por el éxito que supondría su aparición sin embargo, la acogida ha sido más bien conservadora.
Quienes han tenido acceso al libro dicen que está entretenido y si bien hay muchas verdades, faltan otras tantas que son tan o más interesantes que las que ella cuenta. Por ejemplo las acusaciones más fuertes son contra su primer esposo y contra su propio padre a quien le reclama haber destruido la unión de su familia por culpa del licor y las mujeres a las que siempre ha sido aficionado.
Habla de su exesposo Gary Austin como un héroe (la verdad es que es el único que sabe bien librado); habla de su inédito e inaudito trasero, de las ofertas de miles de dólares por parte de algunos caballeros por pasarla noche con ella, de sus lujos, de sus carros, los vestidos carísimos diseñadores por figuras de reconocimiento mundial. Pero también habla de las penurias que vivió en algún momento... Habla de los hombres de su vida; de unos, mucho; a otros apena los menciona. ¿Tuvo amantes? Solo su peinador lo sabe porque dicen que eso se lo dejó en el buche, probablemente esperando una nueva edición. Sin embargo, tal pareciera que ella ya no quiere más publicaciones porque de este su primer libro primero se hizo una gran bulla y ahora pareciera que ella misma se ha encargado de que pase inadvertido.
En resumen, el libro está interesante y revelador, aunque haya perdonado –por ahora– a sus amantes secretos como aquel que gozaba porque ella le decía lagartijo a las iguanas y motora a las motocicletas. Es un libro duro, a veces triste