Cuando el protagonista de una serie de terror pierde su capacidad de reconocer criaturas sobrenaturales, pareciera que todo está acabado y no queda más por contar. Pero Grimm continúa con su cuarta temporada, y con un héroe que se cuestiona si prefiere llevar una vida normal.
Nick Burkhardt es un detective de homicidios en Portland, Oregon. Su vida dio un giro inesperado cuando su tía Marie le reveló que es el último de la estirpe de los Grimm; es decir, los cazadores ancestrales que lucharon contra los Wesen, fuerzas malignas ocultas en la sociedad.
Durante las primeras tres temporadas, Nick se enfrentó a las más extrañas entidades. Los seguidores de esta serie quedaron absortos cuando el intrépido Burkhardt se dio cuenta de que ya no puede identificar a estos malévolos seres; ni siquiera tiene claro si tuvo sexo con su novia Juliette Silverton o si era más bien su enemiga Adalind Schade camuflada, quien se ganó su desprecio cuando intentó matar a Marie.
“Él está en un profundo shock”, explicó el creador David Greenwalt a la revista TV Guide. “Está en un gran lío, pero también está rodeado por un cuestionamiento moral: ‘¿Estaría mejor si no fuese más un Grimm?’. Aun más importante: ‘¿Juliette (su pareja) sería más feliz si dejara de serlo? ¿ Podríamos intentar llevar una vida normal? Si tuviéramos hijos, solo Dios sabe si habría un Grimm entre ellos’”, añadió.
El protagonista David Giuntoli detalló a Biography que la potestad de ser un Grimm fue algo que su personaje nunca quiso, pero que ahora, por momentos desearía recuperarla. “El (Nick) tiene una compleja relación con su identidad y, en última instancia, lo mejor para el mundo sería que consiguiera sus poderes de vuelta, aunque no tanto para su vida personal”.
Sin embargo, Entertainment Weekly arroja una luz sobre lo que vendrá en esta temporada: Nick deberá confiar en Trubel como su lazarillo en la dimensión de los Wesen. ¿Quién sabe? Puede ser que, aun sin sus capacidades, Nick no esté dispuesto a abandonar la cacería de esas criaturas.