Tamaña sorpresa fue leer la entrevista de la periodista Jéssica Rojas a Víctor Carvajal. Víctor ha padecido pasajes durísimos en su vida, agravados por su condición, nunca disimulada, de homosexual. Su forma abierta de expresarse, espontánea, a la vez que elaborada (no en la forma, sino en lo que ha elaborado en su psique), sin autocompasión ni rencor, con madurez, me ha hecho pensar de inmediato que debería ser material de discusión en el colegio, con los muchachos entre 12 y 14 años, para debatir sobre cómo afrontar los reveses de la vida y no tomar los caminos equivocados, es decir, los autodestructivos, droga y delito. Para ello, creo que es imposible lograrlo sin una perspectiva espiritual de la vida –que por supuesto también señala Víctor–, que no necesariamente, ni mucho menos, ha de ser la de la religión católica.