La cualquiera fue un experimento pagado por Teletica; las razones no son claras. Entender la decisión para abordar un proyecto que no podría cubrirse económicamente y cuya calidad se vislumbraba dudosa son cuestiones para analizar. ¿Se produjo sin idea clara de lo que conlleva el proyecto en lo económico o, simplemente, los rebasó?
La careta refleja la visión del producto, empero denota énfasis por emular productos extranjeros de más calado como La Madame y Sin tetas no hay paraíso ; desde ahí, el producto se compara a sí mismo prometiendo similares características en un acuerdo tácito con la audiencia. La promesa no se consuma debido a detalles que atisban falencias.
Estructura. El ritmo trepidante es bueno para avanzar la historia, pero, al inicio, los arcos narrativos no están definidos y resulta contraproducente. Tras los primeros minutos, difícilmente la audiencia pudo comprender los conflictos presentados. Las escenas deben extenderse más para dar paso a la función fática (de contacto) y que la comunicación se concrete.
La falta de figuras como el cliffhanger –generar la espera–, la necesidad imperante de saltar espacio-tiempo, cuando la narrativa despunta un poco de dramatismo, y la ausencia de clímax verdaderos atentan contra el interés de los televidentes.
Muchos diálogos fueron doblados, lo cual da pistas de aspectos que van más allá de lo narrativo y exponen fallos en el proceso. ¿Qué salió mal? ¿Por qué el resultado es tan pobre?
El doblaje. El resultado está muy por debajo de lo que amerita un producto difundible por un canal de televisión. En algún sentido, lo singulariza y diferencia de lo nacional; sin embargo, abarata el producto y le resta seriedad.
Así decae en la forma y trastoca el fondo.
Credibilidad. Este producto retrata los conflictos desde una posición que se siente estereotipada, desde lo que parecen supuestos, anulando así la investigación de fondo.
Solo dos ejemplos: conseguir trabajo en la ciudad y pagar $5.000 por viajar dentro del país –claramente consignado como Costa Rica– revela un tratamiento superfluo entre la aldea y la urbe. Una muchacha embarazada que no se pregunta el por qué la cuidan durante su embarazo con lujo, denota una construcción simplista del punto de vista de los personajes. Esto da al traste con la credibilidad de la historia.
Si la promesa no se cumple y Teletica conocía el resultado, ¿por qué sacarlo?
Ahora que tienen una idea clara de lo que implica, las razones para emitirlo posiblemente deben ser económicas: oportunidad del retorno de la inversión, además del apoyo a lo local; ambas, apechugando, son legítimas.
Se arguyó , además, que el proyecto representa una ayuda a personas en esta situación –según Paula Picado–.
El audiovisual de ficción simplemente no tiene el poder de ayudar a personas en esa situación: puede mostrar, concientizar, pero no ayudar o prevenir; no sin antes informar. Lo visto fue entretenimiento y no información; tales ámbitos son distintos.
La cualquiera no puede educar pues su credibilidad trastabilla. Si la idea era “educar o informar”, lo aconsejable es la figura del cine foro, comentarios al final de la mano de expertos, que sumen contenido editorializado, y permitan ese intercambio desde el entretenimiento a la información, ofreciendo herramientas para la problemática.
Anteriormente se ha desarrollado esta dinámica con otros productos; más allá del resultado, se presenta como un servicio.
La cualquiera es un esfuerzo de incursión en otros campos. Una televisión más tica, más interna y menos importada, donde la ficción debe existir, es deseable. Empero, no siempre los primeros esfuerzos de un canal de casa van a ser aplaudidos o comprendidos por la audiencia; criterios divididos existen. Ojalá esto genere un camino hacia procesos más meditados y realizados con holgura.
Espero que haya podido ver la miniserie y que contraponga lo que aquí comparto con sus criterios.