Es difícil en estos tiempos creer en la magia; sin embargo, precisamente porque vivimos en estos tiempos, es lindo querer creer en la magia. Sentémonos frente al televisor para sentirnos alegremente engañados.
Los espectáculos televisivos del ilusionista australiano Cosentino se transmitirán por el canal Infinito en una seguidilla que se anuncia como “la magia, el misterio y la locura”. El artista se promociona como “la respuesta australiana a Harry Houdini”, y en sus actos hay de todo: magia callejera, lectura de mentes, levitaciones, hipnosis y, por supuesto, la especialidad de la casa, escapismos que coquetean con la muerte.
Verdad e ilusión. La emisión consta de cuatro especiales grabados para la televisión de su país entre setiembre del 2012 y noviembre del 2013.
Los espectáculos recuerdan aquellas producciones gigantescas llenas de público y pirotecnia que le recordamos a David Coperfield. Sin embargo, también pica un poco más al morbo con mecanismos de ilusión que se asemejan más a máquinas de tortura.
Por ejemplo, la gran atracción de uno de los espectáculos es el escape de una máquina en la cual la cabeza del ilusionista solo espera recibir la estocada de 15 cuchillos. En otro, Cosentino debe zafarse de una cárcel giratoria antes de ser atravesado por las flechas que disparan unas ballestas.
“La gente en el pasado me ha llamado loco”, dice Cosentino en la promoción de uno de sus especiales. “Esta vez diría que estoy de acuerdo”, agrega el ilusionista.
Esa vertiente del escapismo tiene eso del juego con las expectativas de la gente. El público tiene la completa certeza de que nada malo pasará sobre el escenario. Mejor dicho, tiene una seguridad casi completa, y en ese casi es que se balancea nuestro corazón.
El artista. Paul Cosentino es el nombre que usa el ilusionista en su estado de civil; nació en 1982 en Victoria, Australia, en el seno de una familia de orígenes italianos.
El artista se dio a conocer masivamente en Australia’s Got Talent , en donde quedó en segundo lugar, solo superado por el cantante juvenil Jack Vidgen.
Ya famoso, el ilusionista replicó un escape de su ídolo Houdini en el 2010, 100 años después de que el gran escapista se lanzara amarrado del Queen’s Bridge, en Melbourne. No obstante, Cosentino realizó su proeza en el acuario de la misma ciudad. Cuando los ilusionistas hacen un tributo no dan discursos, hacen que nos comamos las uñas.
Después de todo, ¿por qué trabaja un artista del escape? Por ese segundo en el que usted, el descreído, sostiene la respiración, aunque sea por un instante.