Tras la polémica generada, días atrás luego de que el pastor chileno Javier Soto usará "la bandera gay" como alfombra, La Nación conversó con José Miguel Villouta, presentador de El Interruptor, programa con enfoque gay en el que sucedió "el grotesco acto".
Villouta, de 40 años, es conocido en Chile por ser figura de la "generación que peleó por los derechos gais".
"Fui de esa segunda generación que trató de visibilizarnos. Ahora hay una tercer generación que está haciendo cosas más allá", mencionó.
Además, el presentador se ha posicionado en la tele chilena por su programa de entretenimiento en el que la mayoría de sus espectadores son miembros de la comunidad LGBTI.
"En el programa tenemos un público mayormente gay. Ofrecemos risas y diversión. La verdad ofrecemos frivolidad. El editor periodístico y yo somos gais", contó.
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¿Por qué invitar al programa al pastor Javier Soto, de quien usted mismo había mencionado tenía ideas violentas y extremas (contra la población diversa)?
En nuestro contexto de plataforma y público nos parecía interesante conversar con una persona con opinión extrema. La intención era debatir, no teníamos herramientas para cambiar la visión de esa persona extrema. Teníamos herramientas para preguntar y mostrar el tipo de cultura que generaba un hombre así. Queríamos saber cosas de él: como a qué colegio fue, su relación con sus padres, cómo fue su crecimiento... Pensamos que para el público era importante mostrar una conversación de este tipo.
¿Por qué lo eligieron a él como invitado?
Porque es un fenómeno en los medios. Va a programas de televisión, es una persona que al chileno le interesa. Él representa de manera grotesca lo que mucha gente piensa.
En su conversación usted le dijo que era homosexual y que ese era su programa, ¿no imaginó que una situación así se pudiera presentar?
La verdad es que cuando uno es gay y tiene 40 años uno ha visto cómo le pisan la bandera gay de manera metafórica casi todos los días. (Lo que pasó) es chocante para el público, pero para mí es pan de cada día.
¿Estaba preparado para algo así?
La verdad es que para que existiera una confrontación tenía que existir ánimo para hacerlo: yo a él no quería confrontarlo. Pero tampoco podía tener una conversación con esta persona con la "bandera gay" bajo sus pies. La verdad no estaba preparado para que él fuera tan tozudo. La única manera en la que podíamos seguir el debate era si él guardaba la bandera, no lo hizo. Cuando él decidió que se iba del programa, pensé que él era muy extremo.
¿Qué cree que desencadenan este tipo de acciones?
Yo creo que en varios países de Latinoamérica estamos entrando a discutir temas culturales profundos. En algunos países también hemos sido víctimas de privatización en la educación, con carencias de educación no vamos a poder dialogar.
A veces no es que tengamos visiones tan distintas, sino es que hay un sector que no tuvo el privilegio de educarse y por ende no tiene herramientas para debatir. Siento que eso le pasó a él. Sentí que ese hombre era parte de un sistema educacional que le había fallado a muchas personas.
¿Cómo hizo para mantener la calma?
Para mí él era una persona que no tenía herramientas para debatir. Me mantuve tranquilo, no podía violentarme en esa situación. Yo no tenía que defenderme, mi integridad física no estaba violentada. No había nada más que aportar. La escena era grotesca en sí.
Luego de que el video se hiciera viral, ¿cuál ha sido la reacción del público?
La gente está bien indignada. La gente se sintió muy violentada y afectada porque tienen hijos, amigos y familiares gais. Entonces ver que existe este mensaje de odio es impactante. Un montón de evangélicos me escribieron para decir que no piense que todos son así. Yo sé que en la vida todos somos hermanos y nos queremos: hay evangélicos buenos y malos, y gais buenos y malos. Yo comparto mi cuenta de Netflix con una familia evangélica: ellos tienen un niño que para que le vaya mejor en inglés necesita ver series con subtítulos para aprender mejor.
La bandera no era la de la diversidad (era la de una comunidad indígena de Cusco, Perú), ¿en qué momento se dio cuenta?
(Risas). No me di cuenta porque traté de leer lo que la bandera decía. Nunca me fijé si la bandera era la original o no.
El Interruptor podría volver a recibir a invitados como el pastor Javier Soto?
Aunque el programa es de diversión, de risa y de jugar; la verdad es que nosotros no nos cerramos a nada.