Algo pasa en el cementerio: los muertos reciben la noticia de que serán desalojados por falta de pago. Desesperados ante la posibilidad de acabar en una fosa común, los difuntos se aferran a lo que los une en medio de la soledad.
Con la obra Ceremonial del Macho Cabrío , la Compañía Nosotros trae al Festival Internacional de las Artes una de las propuestas más recientes del célebre dramaturgo Juan Radrigán.
La dirección está a cargo de Alejandra Gutiérrez, quien nació en el país y fue directora artística de la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica, entre 1973 y 1977.
“Habíamos intentado hacer otras obras antes con él, pero esta fue la que nos reunió, nos convocó y nos entusiasmó a todos”, comentó Gutiérrez.
Radrigán es uno de los autores de teatro más destacados de Chile, y se dio a conocer en la época de la dictadura. Destaca por su mirada a los desamparados, de los humillados y ofendidos, como recuerda Gutiérrez.
Ceremonial... es una de las últimas piezas de Radrigán, y combina hondas preguntas filosóficas con un ácido humor.
“Es un discurso bastante amargo, pero muy vital; esa es la tremenda contradicción de él, así es él. Tiene mucho humor, pero es corrosivo y al mismo tiempo de una vitalidad enorme”, explica la directora.
Fiera. La obra cuenta con algunos intérpretes muy destacados en la escena chilena, como Marcela Medel, Alex Zisis, Karim Lela, Claudio Marín y Sergio Gajardo.
Al ponerla en escena, Gutiérrez agregó propuestas que sorprendieron al autor, como composiciones originales de Alejandro Miranda. Así, Ceremonial... se convierte en una obra que, en su gris ambiente, se llena de música y canto.
En una fosa común, los muertos saben que serán aniquilados. En busca de una salida, estos desesperanzados se unen y se contradicen.
“Es uno de los temas de Radrigán: esta especie de esperanza, de la llegada de un cierto mesías, de un anacoreta, un profeta popular”, explica Gutiérrez.
“Aparecen estos personajes que traen esperanza a seres que no tienen ninguna, que muchas veces se deshace, que muchas veces es una impostura o no tienen sustento”, añade.
Según su directora, en esta obra se mezclan elementos de la religiosidad popular con duro humor. “Espero que el público se encuentre con una visión de mundo que lo conmueva, que se encuentre con personajes que sean extraños pero entrañables”, afirma.
Para Gutiérrez, esta inclusión de referencias religiosos e, incluso, citas bíblicas, les hacía preguntarse si sería bien recibida por el público. En Chile, la obra fue un éxito.
“Uno siente que Radrigán se ha alimentado del teatro clásico español, de la tragedia griega, del canto popular chileno... Todo eso nosotros lo sentimos, es parte de la cultura chilena”, dice.
A esta combinación se suma la influencia de Samuel Beckett, con dudas existencialistas que tocaron a la Compañía Nosotros. “Hay una gran pregunta implícita en toda la obra, pero no es obvia ni panfletaria”, considera Gutiérrez.
Ahora, el reto está en traducir este fervor y fiereza en una obra accesible para los costarricenses. “Para nosotros, qué va a pasar aquí, qué va a pasar con el público tico, es una pregunta grande. La gente en Chile quedaba conmocionada”, confesó la directora.
Absurdos y entrañables, estos personajes le esperan en el teatro.
Ceremonial del Macho Cabrío se presentará en el Teatro de la Aduana hoy y mañana, a las 7 p. m.