Los redobles del tambor y las proclamas que recuerdan a Juan Santamaría y Pancha Carrasco, le cambiaron el mediodía a muchos alajuelenses y a varios turistas que disfrutaron ayer, casi sorpresivamente, del espectáculo
Tras el último retoque de las campanas de la Catedral de Alajuela, que anunció la llegada del mediodía, se comenzaron a escuchar los primeros redobles de tambores, detrás de las enormes puertas del Museo Juan Santamaría.
Mientras eso ocurría, en el parque central del cantón todo seguía su ritmo: madres comiendo un helado con sus niños, colegiales escuchando música en sus reproductores, y adultos mayores comentando los partidos de futbol.
Sin embargo, fue suficiente que esas enormes puertas se abrieran, para que la atención de un centenar de personas se centrara en los 20 músicos de la banda del Instituto de Alajuela; sin duda, algo estaba ocurriendo en la ciudad.
Al mismo tiempo, Gerardo Arias y Priscila Alfaro, funcionarios del museo y narradores de
Con voz clara y pausada, los oradores explicaron que Alajuela vive una fiesta: la celebración que recuerda los 155 años de la gesta heroica de 1856, en que Centroamérica defendió su soberanía ante William Walker y los filibusteros, y en la que Juan Santamaría pasó a la historia por la lucha por nuestro país.
Luego llegaron las proclamas, textos escritos por el historiador Rodolfo González, que invitan a recordar a aquellos soldados que libraron importantes batallas en Santa Rosa de Guanacaste y en Rivas de Nicaragua.
Esos textos, llenos de motivación y en los que se instaba a no dejar pasar inadvertidas estas fechas, hablan acerca de la mujer y de su papel protagónico en la historia.
Esta producción llamó la atención de los alajuelenses: más de 100 personas seguían atentas cada palabra y cada redoble de los tambores en la actividad.
Más de 20 minutos después, los músicos regresaron al museo, y, desde los balcones, se invitó a los testigos a que regresaran hoy para escuchar otras proclamas y seguir celebrando la gesta heroica. La gratitud del público fue grande, ya que hubo muchos aplausos.