La España que no huele a caña

Latinas es el segundo estreno en el país de una pieza escénica de Denise Duncan, actriz, periodista y cineasta costarricense que actualmente cursa estudios de dramaturgia en Cataluña.

A fines del año pasado, el grupo Abya Yala presentó Negra, monólogo escénico autobiográfico sobre la maduración de una adolescente afrocostarricense en el San José urbano del cambio del Milenio.

Anteriormente, la pieza había sido galardonada con un accésit en el concurso Marqués de Bradomín para jóvenes autores teatrales en España.

Obra, puesta y tema.Latinas ha sido puesta en las tablas del nuevo recinto del Teatro Universitario, en San Pedro de Montes de Oca, por el grupo Teatro Raíz, fundado a principios del 2008 por Denise Duncan y las actrices Katherine Peytrequín, que dirigió el montaje, y Catalina Calvo y Raquel Salazar, quienes figuran en el reparto junto con las invitadas Lolita Aguilar y María José Callejas.

Como obra teatral, Latinas carece de una acción dramática definida y más bien se articula mediante una serie de breves esbozos anecdóticos, con frecuente narración directa al público, sobre las dificultades vividas por un cuarteto de muchachas latinoamericanas como migrantes en España.

Más que denuncia o mordacidad, los sucesos narrados en Latinas exponen una intención socarrona y las actuaciones vivarachas aligeran para el espectador la percepción de las dificultades de índole cultural o legal que acompañan la estadía de las jóvenes latinoamericanas en tierra española.

Por su condición especial en el contexto centroamericano, Costa Rica no es ajena a los problemas que el desplazamiento migratorio suscita tanto para los llegados como para los habitantes del país huésped.

El tema es susceptible a diversos enfoques y se ha tratado aquí de manera seria por César Meléndez en su obra teatral El nica.

El alcance más modesto de Latinas no es desestimable como analogía que propicie un mayor entendimiento de las contrariedades que afrontan los inmigrantes en nuestro país.

El grupo. Las dos últimas décadas han visto la aparición y desaparición de buen número de agrupaciones escénicas independientes, es decir, fuera de la esfera de los teatros subvencionados de oficio por el Estado o las universidades públicas.

Casi todos estos grupos están radicados en la capital, pero abjuran del mercantilismo y chabacanería de la generalidad de los teatros comerciales josefinos. Asimismo, con mejor o peor suerte y desigual calidad, se preocupan por difundir el conocimiento del teatro en comunidades de la Gran Área Metropolitana y fuera de ella y en realizar propuestas escénicas que combinen entretenimiento con temas de reflexión colectiva.

Teatro Raíz persigue también esos propósitos y es de esperar que el grupo no sea un intento efímero y que sus integrantes mantengan presente que en las escenificaciones el activismo social no es sustituto de la excelencia artística debida al público.

El espectáculo dura algo menos de una hora y en la función del sábado 19, unos 40 asistentes, la mayoría jóvenes, se mostraron atentos frente a las situaciones vividas por los personajes y reaccionaron favorablemente ante el desempeño persuasivo de las cuatro actrices.