Crónica de un tórsalo que se alimenta durante una guerra o cómo preparar una sopa de papas es el singular título de la obra ganadora del Duodécimo Concurso de Dramaturgia Inédita. Bryan Vindas Villareal imagina un escenario bélico como excusa para reflexionar sobre las batallas particulares de las personas oprimidas. Mujeres y homosexuales se transforman en combatientes de causas propias y ajenas.
Fiel a un estilo realista, el montaje recrea, con minuciosa precisión, la vida en una sucia trinchera. Dos soldados y su capitán –únicos sobrevivientes de un batallón diezmado por el enemigo– resisten en medio de la precariedad. Un mensajero llega a dejar una carta y municiones. Su presencia destapará los recuerdos, anhelos y temores de los demás.
El libreto propone la alternancia de las situaciones “domésticas” de la trinchera (cocinar y asearse) con la narración de historias de guerra o afables remembranzas de los personajes en sus épocas de paz. Extensas pausas subrayan los pasajes reflexivos. Al mismo tiempo, el miedo de un inminente ataque permea cada gesto. La deshumanización emerge como un triste muestrario de horrores.
La puesta de Fabián Sales plantea la estrategia de trasladar la incomodidad del tema al espectador. La penumbra, las anécdotas escatológicas, el delirio, los relatos de mutilaciones, las pausas eternas, los balazos y el olor a pólvora se suman para generar una experiencia desafiante. La nula distancia entre butacas y escenario obliga al público a estar adentro de la situación, sin poder escapar.
De este acervo me sedujo la concepción plástica del montaje. La factura de la trinchera –dosel arbóreo incluido–, los vestuarios y los objetos son destacables por su verosimilitud. La banda sonora pletórica de grillos y un diseño de iluminación que integra lámparas eléctricas y de queroseno se funden con el dispositivo escénico y construyen una atmósfera nunca antes vista en la Vargas Calvo.
Sin embargo, me pregunto si es pertinente premiar un libreto bien intencionado, pero que no dice nada original sobre la guerra. Peor aún, establecer que los conflictos bélicos son males absolutos es como reclamar patente por el descubrimiento de algo obvio. ¿Qué puede aportarle Costa Rica al discurso global antibelicista si en cualquier videoclub uno puede rentar Paths of Glory (1957) o Apocalypse Now (1979)?
Ahora bien, si todo el entramado militar es solo una excusa para hablar de temas de diversidad sexual o género, entonces en este espectáculo la base contextual es un adorno ideológico. Y los adornos, por su vocación decorativa, son intercambiables, efímeros y prescindibles. Con lo anterior, no pretendo cuestionar el esfuerzo del novel y prometedor libretista, sino el criterio de quienes eligen su texto como un modelo discursivo vigente y necesario. ¿De cuál guerra estamos hablando?
Finalmente, me permito hacer un aviso sanitario. Aquellos que padezcan de hipersensibilidad auditiva deberán llevar protección o abstenerse de concurrir. Las salvas son estruendosas y, ¡vaya infortunio!, el minúsculo rótulo de advertencia estaba –el día que asistí– en la salida del teatro.
FICHA ARTÍSTICA
Dirección e iluminación: Fabián Sales
Libreto: Bryan Vindas Villareal
Actuación: José Manuel Elizondo, Bernardo Barquero, Gaby Quirós y Dennis Quirós
Escenografía, vestuario y utilería:Carolina Lett
Espacio: Teatro Vargas Calvo
FechA: 23 de octubre de 2016