La Compañía Nacional de Teatro, ente rector del arte escénico en el país, tiene una bendición que pesa. Sujeta al aparato estatal, tiene el presupuesto para apoyar múltiples iniciativas teatrales; dependiente de la burocracia, afronta tropiezos.
Este año, la ministra de Cultura y Juventud, Elizabeth Fonseca, nombró a José Pablo Umaña como director de la CNT unas semanas después de asumir la regencia del ramo. Poco después, Umaña renunció , ante la imposibilidad de continuar laborando como profesor universitario –necesario, según varias opiniones, para complementar el bajo salario asignado para el director de la compañía–.
Melvin Méndez, director del Taller Nacional de Teatro, asumió el reto en octubre . Fue necesario, sin embargo, crear un reglamento que le permitiese asumirlo como cargo de confianza.
El vacío en el puesto provocó retrasos en producciones como Desaire de elevadores , pero Méndez dice que se ha podido cumplir con lo propuesto. “Se ha hecho una labor que a veces no se ha conocido o no ha habido suficiente información. Por supuesto, hay mucho por mejorar y revisar, pero se ha cumplido hasta donde se ha podido”, considera el director.
Méndez explica que muchas veces los procedimientos establecidos por la legislación no contemplan los requerimientos de la producción artística en la CNT.
“Las contrataciones deben hacerse de la forma más democrática posible, donde participe todo el mundo, pero, en el campo del arte, a veces, si una persona trabaja constantemente con vos, esa persona va adquiriendo expertise y eso es difícil de comprender dentro del aparato estatal”, afirma.
Las giras a comunidades y la producción de dramaturgia costarricense guiarán el esfuerzo de la CNT durante el 2015.
“Cuando la compañía acompaña al medio teatral y a los grupos independientes en esta búsqueda, todos crecemos”, dice.
“Estamos en un tiempo en el que uno no puede casarse con un estilo teatral: hay muchas posibilidades, tantas como gustos hay”, añade, y promete acercarse al público infantil y adolescente.
La diversidad de propuestas durante el año, según el crítico Tobías Ovares, tuvieron “resultados dispares” en su puesta en escena. “Considero que el espectáculo más relevante que auspició la CNT no fue uno de los montajes centralizados, sino Desaire de elevadores . Esta opinión se sustenta en la convergencia de una búsqueda formal innovadora, actuaciones convincentes y una dramaturgia de alta factura poética”, dijo. Ovares subrayó la importancia del apoyo a proyectos independientes de la CNT.