04/09/2012. Juan Ramn Pendone Soto de 12 aos de edad, naci el 10 de junio del 2000, vive en Rohmorser y est en quinto grado en el Colegio Humboldt. Foto Abelardo Fonseca (Abelardo Fonseca)
Tendrán la misión de sostener, a punta de trabajo, a los adultos mayores; deberán competir, en un mundo cada vez más excluyente, por un puesto laboral con un sueldo lo suficientemente bueno para poder ahorrar y así disfrutar de una vejez digna.
Además, enfrentarán el desafío de reducir la huella ecológica y de amortiguar los efectos de un inminente calentamiento global.
Cuando los hijos del nuevo milenio lleguen a la edad adulta, probablemente les tocará un camino empinado.
¿Qué les depara el futuro a estos muchachos? Sin usar una bola de cristal y recurriendo más bien al análisis y la reflexión de varios expertos, proyectamos el mundo que hallarán dentro de unos 13 años, cuando su cédula indique que tienen 25 años de edad.
Esta generación vivirá la particularidad de que, por primera vez en décadas, habrá en la sociedad más personas dependientes que productivas. Lo anterior significa que ellos deberán trabajar mucho y ser altamente productivos para poder mantener al país en pie, probablemente más de lo que lo hicieron sus padres o abuelos.
“Cargarán sobre sus hombros una sociedad envejecida que demandará pensiones y servicios de salud caros”, manifiesta la socióloga del Programa Estado de la Nación, Isabel Román, quien enfatizó que, además de muy productivos, los hijos del 2000 deberían desarrollar fuertes hábitos de ahorro.
La experta añadió que dicha generación tendrá el deber de restructurar el modelo del estado social de bienestar (salud, educación, etc.) para que este no se derrumbe. Por ejemplo, subrayó la necesidad de generar opciones de cuido de calidad para adultos mayores y para niños, pues la incorporación de la mujer al mercado laboral continuará creciendo.
El secreto para los jóvenes que hoy tienen 12 años es que la prioridad sea la educación formal, añadió Román. Con ella coincide el economista Ronulfo Jiménez, quien señala que el desafío para esta generación será conseguir un buen trabajo, logro que depende en buena medida de obtener antes una buena educación.
“El factor más importante en la explicación de la desigualdad social será la educación. En el pasado, hablamos de la importancia de la distribución de la tierra para explicar la distribución de la riqueza. Actualmente y con mayor intensidad en las próximas décadas, la cantidad y calidad de la educación serán vitales”, insistió el experto.
Al referirse a educación, los analistas hacen alusión, primeramente, a concluir la educación secundaria. En el 2011, por ejemplo, 39.032 estudiantes (de un total de 352.000) dejaron las aulas.
Una vez concluido el bachillerato, enfatizan, es clave acceder a estudios universitarios o técnicos, así como dominar un segundo y un tercer idioma.
“Hay que fortalecer la educación técnica. Los que no van a la
El buen uso de la tecnología es también un desafío, pues en un océano de aplicaciones, usos y posibilidades, se pueden perder el potencial y el beneficio que esta puede ofrecer.
De hecho, algunos especialistas consideran hoy que el tener un fácil acceso a las nuevas tecnologías puede significar que algunos miembros de la llamada generación Z se conviertan en personas inhibidas socialmente, con pobres habilidades de comunicación verbal. La impaciencia sería otro defecto que podría acrecentarse por vivir consumidos en las redes sociales, en Google y en Wikipedia. Lo anterior, porque empieza a hacérseles costumbre el obtener todo rápidamente y sin espera ni sacrificio alguno.
La psicóloga Nathalia Calderón opina que muchos jóvenes de esta generación podrán ser “pequeños genios tecnológicos” pero carecen de las suficientes habilidades emocionales, que son, en su criterio, herramientas claves para ser exitosos y felices.
Otra gran tarea tiene que ver con el medio ambiente. Los datos más recientes, que se remontan al 2010, señalan que la huella ecológica de Costa Rica es de un 13% ; para el 2025, según proyecciones del programa Estado de la Nación, la cifra se elevará a 52%.
La huella ecológica es el indicador que mide el impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas de determinada zona.
{^SingleDocumentControl|(AliasPath)/2012-09-09/RevistaDominical/Articulos/RD09-FUTURO/RD09-FUTURO-summary|(ClassName)gsi.gn3quote|(Transformation)gsi.gn3quote.RevistaDominicalQuoteSinExpandir^}
Esto significa que si los muchachos de esta generación no impulsan un cambio en hábitos y consumo, enfrentarán problemas de acceso a aguas y a tierras, lo cual se reflejará, concretamente, en la posibilidad de construir viviendas y en problemas de soberanía alimentaria (producción nacional de productos de consumo).
Leonardo Merino, investigador y experto en temas del ambiente, alertó además sobre los efectos del cambio climático, con los cuales deberán lidiar los hijos del nuevo siglo. Un mayor riesgo de desastres naturales, como huracanes e inundaciones, está a la vuelta de la esquina, advirtió.
Según Merino, la misión para quienes lleven en el futuro las riendas del país se debe enfocar en dos vertientes: la primera –de corte individual–, en un cambio en los patrones de consumo y en la adopción de una conciencia ambiental; la segunda –de caracter colectivo–, en exigir políticas estatales destinadas a la conservación del medio ambiente y el buen uso de los recursos.
Esta visión también la comparten los analistas Isabel Román y Ronulfo Jiménez. Ambos destacaron la necesidad de que la generación de nuevos adultos del 2025 esté formada por ciudadanos responsables, conscientes y sensibles, con la criticidad y la determinación para pelear por sus derechos y exigirle a sus gobiernos que se cumplan.
“Deben ser mejores ciudadanos, gente autónoma, que se responsabilice ante sí misma y que tenga creatividad, con herramientas para cuestionar a los gobernantes, pero también para proponer”, manifestó Román.
Por su parte, el economista Jiménez resaltó la necesidad de construir una sociedad más próspera, justa y equitativa. “Un consejo que les daría es que deben ser solidarios con los semejantes y con la naturaleza”.
Al final de la jornada, todo esto dará origen a ciudadanos más integrales y satisfechos; en síntesis, más felices, que es lo que todos queremos para ellos.