“¿Qué pasaría si yo nunca pudiera tener hijos?”, fue una de las primeras preguntas que le hizo Juliana a su esposo Carlos cuando pensaron en casarse. En aquel momento, la respuesta no cambió los planes de matrimonio de la pareja, pero hoy, ocho años después, siguen invirtiendo su tiempo y dinero en citas con especialistas en fertilidad, pues su mayor anhelo es tener un bebé.
La Organización Mundial de la Salud define la infertilidad como la imposibilidad de una pareja de quedar embrazada después de un año de relaciones sexuales sin ningún tipo de protección.
Pasado este plazo, ambos pasan a engrosar la lista de quienes enfrentan problemas de infertilidad en el mundo.
Según el especialista en Medicina Reproductiva, doctor Claudio Regueyra, estudios han determinado que la prevalencia de infertilidad es de un 24% en parejas que –como Carlos y Juliana– nunca han tenido hijos. En otros casos (como cuando ya la pareja ha logrado tener al menos un hijo), la infertilidad es entre 15% y 16%.
Hace más de un año, Juliana y su esposo empezaron a abordar juntos el problema: grupos de apoyo, citas médicas y exámenes de diagnóstico. Después de un tiempo, las pruebas detectaron que Carlos tenía varicocele, hecho que influía en queel matrimonio no pudiera tener hijos.
Según el médico Gerardo Escalante, especialista en ginecología y obstetricia, casos como este demuestran la importancia de la asistencia a la clínica en pareja.
El doctor cuenta que, usualmente, cuando existen problemas de este tipo, el hombre pretende que sea la mujer la única que reciba tratamiento. “Responde a un tema cultural y machista”, comenta.
Además, los estudios han logrado señalar que el 40% de las causas de infertilidad están asociadas con el hombre, 40%, con la mujer, y 20%, con complicaciones en ambos miembros de la pareja.
Las causas
Existen ciertos factores recurrentes asociados con la infertilidad, tanto en el hombre como en la mujer.
En el caso masculino, los problemas más comunes son las obstrucciones en el conducto eyaculador, el varicocele, que produce un aumento en la temperatura de los testículos, lo cual afecta la producción de espermatozoides, y la irregularidad en el esperma.
En el caso de los hombres, muchas veces la solución no siempre implica pasar por el bisturí.
Cuando el problema lo presenta la mujer, Escalante señala que una de las principales causas es el cierre en las trompas de falopio, que no permite llevar a buen puerto el proceso de fecundación. En segundo lugar, se ubican los problemas de ovulación, los cuales muchas veces están vinculados con el uso de anticonceptivos o dispositivos intrauterinos, y un tercer factor son las enfermedades de transmisión sexual y las infecciones.
Según Escalante, solamente en un 10% de los casos se hace imposible determinar los motivos por los cuales se produce la infertilidad.
Vuelta a la normalidad
Consultado sobre la factibilidad de recuperar el adecuado funcionamiento del aparato reproductivo, el doctor Regueyra asegura que sí es posible.
“Ya sea por medio de intervenciones quirúrgicas o de tratamientos específicos, tanto hombres como mujeres pueden recobrar las capacidades que influyen en la fertilidad de la pareja”.
La evaluación de un profesional después de un año de relaciones sexuales sin protección y sin lograr el embarazo, es el primer paso para determinar si algo está mal y echar a andar un plan.
El tratamiento, sin embargo, funciona en la medida en la que ambos se comprometan y asuman la fertilidad como un proyecto de dos, lo mismo que sucede con el matrimonio o con un embarazo.