La cobertura de los temas de moda llegó de pura casualidad a mi vida y ha definido durante 20 años mi relación profesional con La Nación .
Fue un encuentro inesperado que cambió por completo la perspectiva que tenía sobre mi futuro como periodista. Es más, la huella que dejó fue tan profunda que me acuerdo del día y la hora en el que tuve ese primer acercamiento con un tema de moda que, curiosamente, coincide con la primera vez que caminé por los pasillos de la vieja redacción de La Nación (que estaba recién remodelada y muy moderna a mis ojos veinteañeros) : el 11 de julio de 1997, a las 3 p. m.
Como luego comprendí, porque se volvió parte de mi trabajo durante muchísimos años, era viernes y ese día se editaban los textos que se publicarían al martes siguiente en el suplemento Compras .
En medio de las carreras del cierre me recibió apurada la entonces editora de la sección Lilliana Mora, quien tuvo la amabilidad de atenderme unos minutos por insistencia de Sileny López (excompañera de la universidad y redactora en esa época de Compras ).
Ese momento marcó para siempre mi vida por dos razones. Primero, conocí a “doña Lili” quien fue mi mentora por muchísimos años. Con paciencia me enseñó muchas de las herramientas que hoy utilizo no solo como periodista, sino como líder de un equipo.
La segunda razón está vinculada con la moda. Ese viernes escribí mi primer artículo para La Nación sobre las nuevas tendencias en anillos y collares de perlas; lo titulé Sinónimo de elegancia y se publicó el martes 15 de julio de 1997.
Como ustedes comprenderán, enfrentarme por primera vez a un tema así, por más pequeño que haya sido, no fue fácil. Cuando salí de la universidad asumí que desarrollaría artículos de política, farándula, sucesos … pero, ¿perlas?
Después de ese día, la moda me han acompañado durante casi dos décadas de ser parte de La Nación hasta hoy, que tuve el privilegio de coordinar este primer especial de la Revista Dominical para celebrar los 70 años de La Nación .