¡Se atrevió! Kobe Bryant cometió la blasfemia de aseverar que su equipo de estrellas, con las que él jugará en Londres 2012 , podría vencer al verdadero Dream Team, al de Jordan, Magic, Malone, Barkley y cuanta estrella se pueda recordar de la mejor época que ha disfrutado la NBA .
Nadie, pero absolutamente nadie, le dio la razón al jugador de los Lakers de Los Ángeles.
Y es que no hay forma de siquiera pretender comparar a aquel verdadero Dream Team que se conformó para Barcelona 92 con cualquier otro equipo.
El que mejor puso las cosas en su lugar fue su alteza misma. “Haber comparado esos dos equipos no es una de las cosas más inteligentes que ha hecho”, dijo Michael Jordan, al responderle a Kobe con el orgullo y la altanería propias del mejor cuadro de la historia del baloncesto.
Equipo de orgullo
Aquel Dream Team de las justas de 1992 fue creado como un arma para recuperar el orgullo patrio de los Estados Unidos. En Seúl 1988, la Unión Soviética ganó el oro en el baloncesto, tras vencer a Yugoslavia y relegar a los norteamericanos al bronce.
Le resultó un golpe imposible de tragar a la nación de las barras y las estrellas, sobre todo porque perdió ante un antagonista ideológico. Eran las postrimerías de la Guerra Fría pero todavía era muy temprano para soportar la derrota ante los comunistas, especialmente en un deporte que ellos vieron nacer.
Fue así como se inició la gesta histórica de levantar la mejor alineación de baloncesto de todos los tiempos.
El proyecto lo comandaría Jordan, quien, más que rey de su disciplina, fue el símbolo del máximo nivel deportivo para más de una generación.
A su alrededor, los mejores talentos de la era. Magic Johnson, Karl Malone, Charles Barkley y Patrick Ewing conformaron el resto del quinteto estelar.
En la banca estaban nombres como John Stockton, Scottie Pippen y hasta un avejentado pero siempre magnífico Larry Bird. De los 12 participantes de aquel equipo, 10 están destacados entre los mejores 50 jugadores de la historia de la liga. Casi podría afirmarse que figuran en el Top 10.
Ese trasfondo dio características particulares al equipo soñado de Jordan: lo hizo orgulloso y devastador. Fue un equipo que masacró sin misericordia a sus rivales. Sin misericordia.
En Barcelona ganaron por 31 puntos la final ante Croacia y ese fue el margen más corto que tuvieron en sus ocho partidos de aquellas olimpiadas. A Angola le ganaron por 68 puntos de diferencia y a Lituania, en semifinales, por 51.
Entre reyes
Aparte de la comparación que se hace cada cuatro años entre los equipos olímpicos de baloncesto de Estados Unidos y el Dream Team original, ahora hay otro debate sobre el tapete. Las nuevas generaciones insisten en comparar a Michael Jordan con la nueva realeza, LeBron James.
Quienes vieron jugar a Jordan crecieron cambiando cualquier cosa por una tarjeta del 23 de los Bulls y movieron todas sus fuerzas para lograr que sus padres les compraran unos tenis Air Jordan. Esos fanáticos jamás aceptarían esta comparación, porque ¡el rey es el rey!
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Sin embargo, los nuevos aficionados ven en LeBron al más atlético y completo jugador que ha habido en la historia del deporte. James es ciertamente más alto (cinco centímetros más que Jordan), tiene un físico más impresionante y mayores capacidades atléticas.
Las cifras podrían apoyar la comparación, hasta cierto punto. A sus 27 años, LeBron ya acumula 19.045 puntos en la liga y 3.275 en play-off.
Si se mantiene saludable durante los próximos 10 años de carrera y no se retira un tiempo para jugar béisbol o hacer películas, es de esperar que anote más de 2.000 puntos por temporada y, muy posiblemente, sobrepase los 32.292 puntos que colocan a Jordan como el tercer mejor encestador en la historia de la NBA. Incluso, podría ser que el Heat de Miami gane los mismos seis títulos de los Bulls o hasta más anillos.
Lo que nunca podría compararse son los momentos mágicos que le regaló Jordan a la historia, la forma en que sacó a Chicago del fondo y lo llevó a la gloria, o esos 38 partidos de play-off con más de 40 puntos.
LeBron podrá llegar a ser el mejor jugador de baloncesto del planeta y de toda la historia de la NBA. Pero bien lo dijo Magic: “Él (Jordan) no es de este planeta”. Lo mismo pasa con aquel, su verdadero Dream Team.