Revista Dominical

Tinta fresca: ¡Síganme los raros!

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Doña Argentina siempre decía que su receta para alcanzar las bodas de oro junto a don Raúl, fue que desde el primer año de casados durmieron en cuartos separados. “¡El viejo ronca como un buey!”, refunfuñaba. Vivieron siempre en el barrio de mis abuelos, y la recuerdo repitiendo que durante buena parte de sus cincuenta y tantos años de feliz vida matrimonial, prefirió guardar su secreto de camas, que era también su fórmula infalible para la sana convivencia. “Nadie nunca lo entendió pero así fue como nosotros nos arreglamos. Mi propia madrina nos decía que vivíamos en pecado”, la oí contarle a mi madre alguna vez. Que en paz siga descansando.








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