El tejido de alfombras ha sido una tradición centenaria entre los afganos, pero que sea vieja no significa que no tenga su modernidad también.
Los artesanos de Afganistán han sabido llenar sus creaciones con motivos de su vida cotidiana. Cuando su vida cotidiana significa saber que zonas de su país y del vecino Pakistán reciben el castigo de bombas de aviones no tripulados estadounidenses, pues los drones también aparecen en sus últimos estilos.
Los tejidos han incorporado imágenes bélicas desde 1979, cuando fuerzas soviéticas ocuparon grandes áreas del país. No obstante, después de los ataques terroristas del 11 de setiembre del 2001 y la posterior cacería contra Al Qaeda en aquel país, los artesanos han pasado de las figuraciones de las armas rusas a las estadounidenses.
Al lado de estilos tradicionales con flores y ánforas de agua, aparecen tanques, granadas, helicópteros, aviones F-16 y, claro, los drones. Las creaciones se incluyen como parte de un paisaje o como simples elementos icónicos en un patrón complejo.
Incluso hay grandes estampas tejidas que recrean mapas de Afganistán, y una alegoría al ataque terrorista del 2001 a las Torres Gemelas, en Nueva York.
La revista Colors cuenta la historia de estas alfombras, y de cómo se han convertido en presa de los coleccionistas, quienes pagan desde 300 hasta miles de dólares.
Controversia
Un mercader de este tipo de productos en los Estados Unidos afirma en la publicación que la mayoría de personas artesanas son refugiadas afganas que viven en Pakistán, quienes se han convertido en “una suerte de mano de obra cautiva”. Se cree que la mayoría de alfombras son hechas por mujeres, y el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos sospecha que la pequeña industria podría involucrar trabajo forzado e incluso infantil.
Colors reporta que los productos que se comercializan en Estados Unidos vienen de intermediarios, por lo que es difícil enterarse de cuál es la mano que hace las alfombras.
De acuerdo con la Oficina de Periodismo Investigativo, durante los últimos 10 años en Pakistán, más de mil civiles han resultado muertos como resultado de ataques con drones de Estados Unidos; 200 de ellos eran niños.