Dos mil personas extranjeras llegan cada semestre a la universidad de Ámsterdam; Cristina fue la única centroamericana de uno de esos grupo.
En el desfile multicultural que recibió a esta estudiante de Psicología y bachiller en Administración, sobresalieron delegaciones de Turquía, Australia, Finlandia, Francia, Marruecos y Curazao.
Además de la sobredosis de visiones, idiomas y acentos, la costarricense de 23 años debió levantar la bandera de la independencia personal, pues tuvo que aprender a vivir sola, muy lejos de su casa en Sabana sur donde radicaba con su papá, mamá y hermana gemela.
Una beca la llevó a otro continente, a una nación donde el sol tropical es una leyenda y donde la prostitución y la venta de drogas están legalizadas. Son temas que Cristina ha analizado desde su trinchera de estudio, como fenómenos sociales y como aspectos fundamentales de la economía.
Para hacer todos estos análisis, partió de la formación adquirida, primero en la Universidad de Costa Rica ( UCR ), y luego en la casa de enseñanza que le abrió las puertas de Europa. “La experiencia de estudiar en otro país es única. Ahora que se me está acabando mi estancia acá, puedo decir que todo el mundo debe aplicar a una de estas becas para crecer en todo sentido, como persona, como amigo, como hijo, como profesional”, aconseja Cristina Gutiérrez Lizano.
Ella partió del Juan Santamaría rumbo a Holanda el pasado 29 de enero, gracias a una beca que obtuvo a través del programa de movilidad estudiantil de la UCR.
Allá lleva cursos de Psicología, los cuales le serán reconocidos a su regreso.
Dice Cristina que todo el viaje fue un aprendizaje: las diferentes culturas, los estilos de enseñanza, y hasta el hecho de tener que lavar, planchar...
“No estoy segura de cuándo regreso a Costa Rica, creo que a principios de agosto... pero no me quiero ir; por acá, todo está tan bien”, afirma con tono de resignación a través de Skype.
Cristina está viviendo el sueño de muchos alumnos de estudiar en el extranjero.
El anhelo es llevar un curso, hacer una especialidad, realizar una pasantía u obtener una maestría o doctorado..., romper la burbuja de la universidad local y cruzar la frontera en busca de nuevas formas de adquirir conocimiento y, de paso, tener esa experiencia lejos de casa.
No obstante, en términos económicos, este anhelo puede convertirse en una utopía para muchos.
De ahí que la búsqueda de una beca es una tarea esencial, pero a la vez compleja y engorrosa. Por eso se requiere de mucha paciencia, constancia y empeño.
La búsqueda
No existe una fórmula general predeterminada para conseguir una beca, mas sí hay una serie de pasos que les pueden servir a los interesados para acercarse a su objetivo ( ver recuadro ).
Primero hay que definir en cuál área se quiere hacer la especialización y después hay que buscar contactos e informarse de los procedimientos. Esto se puede hacer en la oficina de Gestión de Becas del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto ; en el departamento de Asuntos Internacionales de cada universidad, o directamente con embajadas u organismos cooperantes.
Después viene la parte más tediosa y desgastante, la cual consiste en investigar por medio de Internet cuáles alternativas de estudio hay en el extranjero. Esta tarea implica pasar horas navegando, llenando solicitudes y enviando correos.
Una buena opción es inscribirse en la lista de clientes del mencionado ministerio, por medio de su sitio electrónico www.rree.go . Allí se presenta la oferta diaria de becas al exterior.
Una vez detectada la beca de interés, comienza un proceso para demostrar que el candidato cumple con una serie de requisitos: buen desempeño académico, manejo del idioma del país al que pretende viajar y redacción de un ensayo, por ejemplos.
Hay becas totales (que cubren hospedaje, traslado, alimentación, matrícula y otros) y parciales. Estas solo financian un porcentaje de los gastos en que incurrirá el estudiante. En esta categoría, las más generosas ofrecen un 80% del total del dinero que se necesitará, por lo que el alumno debe contar con recursos propios: ahorros o ayuda familiar.
Otro aspecto fundamental es que, en casi la totalidad de los casos, al becario se le establece como requisito regresar a Costa Rica, a trabajar acá por un lapso no menor a dos años. Esto se hace con la intención de evitar la fuga de cerebros.
Muchas becas no tienen restricción de edad, pero cuantos más años reporta el pasaporte, el camino se torna más empinado. Para mayores de 35 años, la oferta es mucho más reducida.
Actualmente, la mayoría de becas se tramita por la oficina del Ministerio de Relaciones Exteriores. El año pasado, por ejemplo, se abrieron 550 convocatorias oficiales (para cursos cortos, grados y posgrados) y, en total, 300 personas resultaron beneficiadas.
Carmen Claramount, jefa de dicha oficina, explicó que las restantes 250 no se otorgaron a costarricenses pues muchas de estas oportunidades se sacan en competencia junto con otras naciones y finalmente fueron entregadas a personas de otros países.
Otra hipótesis es que algunas de estas convocatorias, pese a la ayuda económica que aportan, implican una serie de gastos muy elevados para el estudiante, por lo que no resultan atractivas.
Las universidades también pueden ser un trampolín para estudiar fuera. Es el caso de la Universidad de Costa Rica (UCR), que actualmente tiene 203 estudiantes becados cursando un posgrado en el exterior ( ver infografía ).
“Buscamos excelencia académica, por lo que es fundamental fortalecer los procesos de internacionalización y la relación con otros idiomas y culturas”, manifestó Walter Marín Méndez, director de la oficina de Asuntos Internacionales de esa casa de enseñanza, quien añadió que la finalidad es que, una vez concluidos los estudios, los becarios se incorporen a la U como docentes o investigadores.
Asimismo, esa institución reporta que, a nivel de grado, 75 de sus alumnos estudiaron en el exterior el año pasado. A tales estancias, que oscilan entre un semestre y un año, las llaman “movilidad estudiantil”. Por su parte, el Instituto Tecnológico de Costa Rica ( TEC ) registra 15 alumnos estudiando fuera del país en este semestre, y la Universidad Nacional , un total de cuatro por año.
La Embajada de Estados Unidos abre a concurso 11 becas anuales, y las universidades privadas cuentan con convenios internacionales y dan opciones de intercambio. A esto se suman los programas y subsidios de organismos y fundaciones. No obstante, algunas no tienen oficina en Costa Rica, por lo que todo el contacto es virtual.
Proyecto de vida
“Definitivamente, valió la pena. El desarrollo profesional que he tenido aquí, no lo hubiese podido tener en Costa Rica. Esos cinco años que estuve en el doctorado marcaron el destino de mi vida”.
La frase es del ingeniero químico Esteban Ureña Benavides, quien en el 2006, cuando tenía 23 años, dejó el país para cursar su posgrado en la Universidad de Clemson, en Carolina del Norte, Estados Unidos, luego de que la institución lo seleccionara –por sus buenas calificaciones– para estudiar allí.
A Ureña, la beca no solo lo marcó en su proyección profesional sino también en el ámbito personal. Allá, entre aulas y laboratorios, conoció a la mexicana Linda Mota Batiz, con quien se casó en el 2010. Hace ocho meses, tuvieron a su primer hijo, Damián Santiago, y siguen viviendo en Estados Unidos.
“Este no era el plan... Yo tenía programado regresar a Costa Rica, pero, bueno, conocí a Linda y todo cambió; estamos muy felices”, dice el ingeniero, y reconoce que desde que salió del colegio, tenía como meta obtener una especialidad académica en el exterior.
Experiencias de vida como la de Esteban condimentan el álbum de recuerdos de los becarios. Algunos hacen familia, otros se enamoran y desenamoran, tejen amistades y crean vínculos que no sucumben a las distancias.
Rita Jiménez, jefa de la Sección de Movilidad Estudiantil de la UCR, argumenta que tales vivencias son parte de aprendizaje y de la formación de los alumnos que cruzan nuestra frontera.
“El que se fue una vez, siempre busca regresar. Esa es como una regla general”, comentó, refiriéndose a los muchachos que se van por períodos cortos durante el grado y que luego se fijan la meta de obtener el posgrado en el exterior.
Nuevos destinos
Estados Unidos, España , Francia , Canadá y Reino Unido han sido, históricamente, los destinos tradicionales adonde los costarricenses emigran para cursar estudios universitarios.
Sin embargo, dada la crisis económica mundial de los últimos años, cuyos efectos están aún muy presentes en Europa, la oferta de becas se ha reducido. Así lo explica Carmen Claramount.
Una muestra de lo anterior es la caída en las ayudas económicas otorgadas por el Gobierno español. Mientras en el 2011 ofreció 47 becas para costarricenses; en el 2012 la cifra cayó a cinco.
Dado lo anterior, explica Claramount, Relaciones Exteriores se ha empeñado en buscar alianzas para los aspirantes en nuevos destinos.
Así es como Australia ofrece 11 becas al año; India, 25, y China, 80. Estas ayudas se otorgan a través de la instancia aquí citada; la oferta total puede ser mayor.
Viviana Méndez Valle es una de las exploradoras costarricenses que se aventuró a latitudes no tradicionales. Ella tiene 20 años y el pasado 21 de agosto arribó a Pekín, capital de China, para estudiar mandarín.
Ya antes había estado en Noruega y Hong Kong (también becada), pero la actual experiencia ha sido muy distinta. “La llegada fue muy complicada, tuve que encontrar todo por mi cuenta, y enfrenté problemas para instalarme. Casi nadie habla inglés y nadie, español”, confiesa, mas asegura que con el el tiempo logró adaptarse y disfrutar de la cultura china.
Ella estudia Derecho en la UCR y aunque se podría pensar que esta experiencia transcontinental no tiene relación directa con su carrera, sucede todo lo contrario.
“China presenta una gran expansión económica; se convertirá en la nueva potencia mundial, hay que aprender el idioma de ellos; además, desde el Gobierno de Óscar Arias se establecieron las relaciones diplomáticas con esa nación, lo cual lo vuelve un socio estratégico”, manifestó Viviana.
Plan estratégico
Las palabras de Viviana hacen eco de la recomendación de Carmen Claramount: como estrategia fundamental, las becas solicitadas deberían ser en áreas acordes con el modelo de desarrollo del país, pues los organismos cooperantes dan prioridad a dichos campos. Así, áreas de estudio “populares” a la hora de asignar becas, son recurso hídrico, gobernabilidad, gestión ambiental, ingeniería y tecnología.
La experta también sugiere a los aspirantes a becas, pensar de forma “transdiciplinaria” al definir el campo de especialización: que busquen ligar sus estudios básicos con nuevas disciplinas y corrientes. Esto les dará, asevera, más posibilidades.
“Siempre hemos pensado en la especialización, en compactar el conocimiento. Pero lo que hay que hacer, más bien, es diversificarlo”.
Estratégico es también ser previsor y empezar con tiempo a trabajar en pos de la meta: conviene entender, por ejemplo, que el currículo y las buenas notas son vitales, por lo que, desde que se entra en la U , hay que estudiar duro. Los frutos se cosecharán tras lanzar el birrete al cielo, como le pasó a Esteban Ureña, a quien la Universidad de Clemnson lo buscó justamente por su rendimiento. Por su parte, Cristina Gutiérrez, con cuya historia se abre este reportaje, afirma que para obtener una beca es imperativo tener actitud, convicción y cariño al hacer las cosas. No es casualidad que su hermana gemela, María Pía, también obtuviera una beca, al mismo tiempo y por el mismo período que ella, pero en su caso, en Noruega.
Finalmente, desde China , Viviana Méndez recalcó que para lograr una beca no se requiere destreza ni suerte, “solo estar verdaderamente interesado”. “Mucha gente dice que quiere buscar una beca, pero cuando llega el momento, le da pereza hacer el proceso. Ve la lista de requisitos, le parece interminable y se rinde. No quiere comprometerse y así nunca va a conseguir una beca”.