Andar con los zapatos y con los jeans estilando de agua, tener examen hoy miércoles, asistir al concierto enyesada o perderse un día de clases, no fueron impedimento para las miles de fanáticas de los Jonas Brothers que, ayer martes, se apostaron desde la mañana afuera del Estadio Ricardo Saprissa, para ver a sus ídolos.
“¿Que qué es lo que más nos gusta de los Jonas?: ‘todo, todo..., ay los amamos, su música, sus películas’”, dijo a Viva Ana Elena Camacho, una entusiasmada jovencita cuyos ojos se iluminaban con tan solo pronunciarle el nombre del popular trío juvenil.
Ella, junto con un grupo de amigas, provenientes de Rohrmoser, Guadalupe y Hatillo, llegaron desde la mañana al Saprissa. Admitieron que la escuela y el colegio tuvieron que esperar ayer: se salieron de clases para hacer fila.
La mayoría de menores asistieron en compañía de uno de sus padres. Llamó la atención ver a muchos señores detrás de sus hijas y las amigas de estas, cargando bultos, capas y sombrillas.
Ese fue el caso de Omar Boninsegna, quien acompañó a sus hijas: Alessa y Chiara Boninsegna, y una amiga de ellas, Valeria Saborío, al concierto. “Todo lo que uno hace por los hijos, ¿verdad?”, dijo el feliz padre, mientras esperaba que sus hijas obtuvieran de una tarima un cartel que decía: ‘Te amo Nick’.
“Venimos a (al sector de) gramilla de pie. Diay, nosotras hubiéramos querido estar en (zona) platino, pero no se pudo; así que los veremos de pie, aguantando frío”, dijo Alessa Boninsegna.
Ella, su hermana y su amiga también faltaron a clases, con consentimiento de sus padres, no sin antes prometer que iban a reponer las lecciones perdidas.
En una de las tantas filas del estadio también aguardaba Camila Chavarría, de 11 años, y su mamá, Karla Jiménez, ambas vecinas de Desamparados. Ellas llegaron a Tibás desde las 10:30 a. m.
“No fuimos a clases (ella y su hija); yo soy maestra. Tuvimos que tramitar permisos, pero vamos a estudiar para ponernos al día. Por cierto, cánteles a ellos (al equipo de Viva ) una de las canciones de los Jonas, de las que usted canta en la casa”, decía Jiménez, mientras instaba a su hija a cantar en inglés.
Junto a la chiquillada, el ambiente del Saprissa lo complementó el olor a carne asada, una tarima con animadores y, por supuesto, los vendedores que ofrecían cuanto souvenir se pueda imaginar de los Jonas Brothers.