¿No hay nada como la primera vez? Joaquín Sabina demostró, a punta de pulmón, que con él una segunda ocasión puede ser tan buena, sorpresiva e intensa como un encuentro primerizo.
Sí, su primer concierto –el del 11 de mayo en el Palacio de los Deportes– hizo que a más de 5.000 fans les dolieran las manos de tanto aplaudirle; quedaran roncos de tanto cantarle –y bañarle en piropos– y les ardieran los pies y las pantorrillas al resistir un recital de dos horas y 45 minutos.
La noche del miércoles 12 de mayo fue su segunda cita con los ticos, y con las mismas coordenadas en Heredia, y el resultado fue similar: se salió Joaquín Sabina con la suya al conquistar miles de corazones no solo ticos, sino también de centroamericanos.
Lo dijo el español: “Quiero enviar un abrazo a quienes han venido de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua”. El Palacio de los Deportes reaccionó a su gesto de afecto con un sonoro aplauso.
Mayo rendido. Como aquella canción que fue la número 16 de su repertorio, ¿Quién me ha robado el mes de abril? , él se había robado mayo con el mismo repertorio: 26 canciones –una de ellas donde fusionó Noches de boda con Y nos dieron las diez – . Tal cual la primera vez sonó sin la banda aún en escenario, el Blues del alambique .
Visto con un ojo generoso: Sabina fue justo. Se entregó intensamente como la primera vez, no hizo excepciones en el repertorio –como un papá que reparte entre sus hijos el mismo regalo para que nadie haga berrinche– y su banda, con Pancho Varona y Antonio García de Diego liderando y brillando, fue feroz.
Tiramisú de limón , Viudita de Clicquot –ambos del álbum Vinagre y rosas – fueron los temas con que comenzó el miércoles. Al llegar a la tercera canción, como sucedió el martes, Sabina volvió a hacer referencia que el tema había sido escrito en Costa Rica: Ganas de...
El Flaco de Úbeda sacó un coro gigante tras otro con ligeras variantes en su conversatorio, porque Sabina fue generoso con su verbo y sus bromas. “Canto como el c... (o sea, muy mal), así que la próxima vez que venga contaré chistes”, dijo y la gente río.
La gran diferencia de noche a noche fue que, en esta segunda vez, Sabina tenía una razón más para estar de buen talante: su amado Atlético de Madrid lo motivó a decir “¡Campeones, campeones!”, porque el equipo venció en la Liga de Europa.
Su amado Atlético de Madrid ganaba y Sabina también porque a cada frase suya los fans le envolvían en aplausos y ovaciones.
En medio de ese aire de celebración futbo-musical llegó Medias negras y, tras ella, Aves de paso , Peor para el sol , Por el bulevar de los sueños rotos –donde volvió a hacer referencia a Chavela Vargas–, Llueve sobre mojado , Pacto entre caballeros –que fue muy coreada–, Conductores suicidas , Dolor de muelas , Y sin embargo , Cristales de bohemia y más. Todo esto antes de entrar a un primer final que puso a la gente a saltar: Princesa .
La banda regresó para cumplir con el encore : El blues de la soledad –que escrita por Sabina y García de Diego hizo famosa Miguel Ríos–, Vinagre y rosas y la fusión de la Noche de bodas con Y nos dieron las diez .
Volvieron a irse. Hubo un segundo regreso con Amor se llama el juego , Contigo , La del pirata cojo y Pastillas para no soñar . Ya eran las 11:20 p. m. y en Heredia se le aplaudía a más no poder, y como el martes, Sabina y compañía agradecían con Crisis como fondo.