“¿Ya probó el gallo pinto?”, esa es una de las preguntas más frecuentes que enfrenan los turistas durante su paso por nuestro país.
Así es, antes de conocer algunas de las bellezas naturales de nuestro país, o la bandera o el yiguirro –ave nacional–, para muchos extranjeros una de las primeras cartas de presentación de nuestro país es ese platillo.
Dentro de esa mezcla de arroz y frijoles, también lleva envuelta mucha de la realidad del ser costarricense y su cultura.
Aunque los ticos lo vivimos tan nuestro, no es un plato exclusivo de nuestras tierras y hay platillos muy similares en toda Centroamérica y otros países vecinos.
De esta forma, en Cuba se puede disfrutar de un platillo llamado moros y cristianos, mientras que en Puerto Rico y República Dominicana se le denomina
Sin embargo, al igual que en el caso de nuestro gallo pinto, hay dos elementos que no pueden faltar: el arroz y los frijoles.
“No hay una receta precisa o exacta para hacer el gallo pinto y todo depende de lo que tenga uno a mano, pero el arroz y los frijoles son fundamentales”, explicó Miguel Barboza, de la revista
“Por ejemplo, en Nicaragua solo usan frijoles rojos, entonces no hay gallo pinto negro”, añadió.
Las recetas pueden variar mucho e incluir algunos elementos distintos en cada hogar, pero según Barboza no pueden faltar la salsa inglesa, el chile, la cebolla y el culantro.
También, en otras casas le dan un toque mucho más personal al agregarle otros ingredientes que van desde rodajas de tomate hasta otras verduras y más.
El origen de este platillo ha sido objeto de varias investigaciones que apuntan a la presencia de afrocaribeños en el Caribe de nuestro país, para la construcción de la línea férrea.
Investigadoras como Patricia Vega y Marjorie Ross coinciden en que los trabajadores de origen africano adaptaron sus recetas y combinaron el arroz con los frijoles, el cual llegó luego a la capital y sufrió las modificaciones hasta convertirse en el plato que hoy conocemos y saboreamos.
Es tanta la popularidad que ha alcanzado el gallo pinto en nuestro país, que son varias las cadenas de comida rápida internacionales que han agregado este platillo a su menú.
Según la nutricionista Melania Coto, el gallo, en su receta básica sin acompañamientos, es un alimento de un alto valor proteínico, gracias a su mezcla de dos productos vegetales y es recomendable para todas las edades. “Se puede consumir todos los días, pero con moderación”, destacó.
“Hay que saber cuánto comer, porque la gente abusa y el arroz que consumimos es blanco, pero se puede hacer con arroz integral que es una nueva tendencia”, afirmó la experta.
Aunque tradicionalmente, el gallo pinto se ha utilizado como un alimento para el desayuno, no es extraño poder verlo a la hora del almuerzo o de la cena.
“Mucho tiene que ver con la comodidad”, explicó Barboza. “Cuando la gente llega cansada del trabajo y se topa con que solo tiene arroz y frijoles, pero quiere algo diferente, entonces se puede hacer un gallo pinto”, afirmó el experto.
Otra de las características del gallo pinto es que rara vez viene solo. Entre los acompañamientos más comunes están la natilla, el queso, el huevo, ya sea frito o revuelto, y hay quienes hasta lo sirven con algún tipo de carne a la hora del desayuno.
Es aquí cuando los expertos recomiendan tener mesura con lo que se le añada al gallo pinto para evitar el aumento de las calorías.
“Lo malo es cuando uno lo acompaña con otros elementos más grasosos como el salchichón, la natilla o la mayonesa, pero de lo contrario, es el alimento ideal y nos permitiría estar libres de muchas enfermedades”, agregó Barboza.
Según una encuesta realizada por Unimer en el 2006, un 92 % de los costarricenses se sienten identificados con el gallo pinto más que con otros platillos de nuestra cocina como la olla de carne o los tamales.
Es fácil encontrarlo en cualquier soda o restaurante, aunque, en algunos casos, se sirve solamente en el horario del desayuno.
El gallo pinto también se ha modernizado y ahora se puede consumir hasta en burritos, empanadas, sushi y otras novedosas presentaciones.