Conrad Murray, un cardiólogo de 57 años que trataba a Michael Jackson para ayudarlo a preparar su regreso a los escenarios, está acusado de homicidio involuntario por administrarle una sobredosis de medicamentos que lo mató.
El ícono del pop murió a los 50 años el 25 de junio de 2009 a causa de una sobredosis del potente analgésico Propofol, que Jackson usaba como somnífero para combatir su insomnio crónico.
La muerte del autor de clásicos del pop, como Thriller , Beat It o Billie Jean , poco antes de una serie de conciertos que el artista iba a dar en Londres para revivir su reputación y sus finanzas –golpeadas tras embarazosas acusaciones de abuso infantil– impactó a sus seguidores en todo el mundo.
La acusación asegura que Murray administró el Propofol y luego abandonó a su paciente, mientras la defensa argumentará que Jackson se suministró a sí mismo la sobredosis cuando el doctor estaba fuera del dormitorio, en la mansión del cantante en el acomodado barrio de Holmby Hills al oeste de Los Ángeles.
Si es hallado culpable, el doctor, que tenía una reputación médica intachable hasta el momento de convertirse en el médico personal de Jackson –con un sueldo mensual de $150.000 dólares–, podría pasar hasta cuatro años en prisión.
Tras dos postergaciones el juicio en la corte superior de Los Ángeles, que comienza el próximo martes, podría durar unas cinco semanas.