Si la música académica costarricense tuviera un servicio diplomático, probablemente el pianista y director de orquesta Wálter Morales sería uno de sus mejores embajadores, tanto en los Estados Unidos como en buena parte de Latinoamérica.
Con gran entusiasmo, este músico costarricense, radicado actualmente en el estado de Pensilvania, Estados Unidos, realiza estrenos estadounidenses y mundiales de obras costarricenses. Además, difunde obras ticas que ya estrenaron otros artistas en esa nación.
Entre los compositores que divulga, se pueden mencionar a Benjamín Gutiérrez (nació en 1937) – uno de los compositores ticos más interpretados en todo el mundo–, Alejandro Monestel (1865-1950), Félix Mata (1931-1980), Vinicio Meza (n. 1968), Eddie Mora (n. 1965), y Luis Diego Herra (n. 1952).
Algunas de las obras, él las interpreta como pianista, mientras que, en otras ocasiones, las vuelve parte de los conciertos y el repertorio de las orquestas con las que trabaja, entre ellas la Orquesta Sinfónica de Edgewood, en la ciudad de Pitts-burgh. Allí es director titular.
Gracias a ese trabajo, ya presentó 18 obras costarricenses, en un período de 12 años, en los Estados Unidos,
Parecen no muchas composiciones; no obstante, Morales aseguró que la tarea de difundir la producción costarricense en Norteamérica no es nada sencilla, porque las orquestas y salas de conciertos en los Estados Unidos son muy selectivas y conservadoras cuando eligen el repertorio para sus audiencias.
“No se hace lo suficiente, me parece que es la responsabilidad de cada ensamble y músico (de Costa Rica) ejecutar obras costarricenses en sus programas. Cada orquesta debería incluir una obra nacional en cada concierto”, detalló Morales.
Lo bueno, según el tico, es que las obras costarricenses son de calidad y se defienden por sí solas. Lo anterior se traduce en que les gustan al público y a los músicos.
“Con las orquestas dirijo el repertorio universal, pero también hago series de conciertos de obras desconocidas, donde incluyo obras costarricenses muy bien preparadas. Cuando las presento, el público siempre me pide más”, añadió el director Morales.
De algo está seguro el embajador musical: la música costarricense tiene gran valor musical y hay que darla a conocer y crear nuevos públicos. Además, él no deja de experimentar cierta nostalgia por ella y la valora mucho más al residir lejos de Costa Rica desde hace tantos años.
En esa época, interpretó obras como
Durante una visita a Costa Rica en el 2001, luego de que terminó sus estudios como director de orquesta, en Carnegie Mellon University, Pensilvania, Enrique Cordero, catedrático de la Universidad de Costa Rica, le dio una fotocopia de la partitura escrita a mano de una sonata de Félix Mata.
Esto marcó el comienzo de una estrecha colaboración entre Morales y el Archivo Histórico Musical de la Universidad de Costa Rica. Ellos le facilitan manuscritos y el los transcribe a formato digital.
Incluso, su trabajo en conjunto generó tan buenos resultados que, en el futuro cercano, publicará varias de las obras que ha digitalizado con la Editorial de la Universidad de Costa Rica.
“Si no es por ellos (el Archivo Histórico), este trabajo se hubiera perdido: todo ha venido de ellos”, afirmó el costarricense.
El proceso es minucioso: “Se debe pasar del manuscrito (de puño y letra del compositor) a la computadora, luego voy comparando nota por nota. Además, como editor, me corresponde decidir si cambio una nota y luego hay que probarla (tocarla)”, explicó.
Muchas de las partituras con las que trabaja corresponden a un período entre 1850 y 1950; eran obras que se componían para un evento en especial y no se publicaron, lo cual dificultó su difusión. De allí, la importancia de hacer las transcripciones a formatos digitales.
Para avanzar con mayor éxito en esta labor, el tico contrata a jóvenes estudiantes de composición para que digitalicen las obras, mientras él se dedica a revisar lo transcrito y avanzar más.
Ya en formato digital, a él le resulta más sencillo proponerles las obras a orquestas y ensambles de cámara en los Estados.
A la fecha, lleva digitalizadas cerca de 80 obras para piano u orquesta y la tarea continúa.
Otro de los beneficios del rescate musical que realiza es que más grupos pueden interpretar las obras costarricenses y esta música se difunde con mayor frecuencia.
Luego de estar cerca de un mes en el país, el director regresó la semana pasada a los Estados Unidos, con el fin de seguir con su trabajo en la Orquesta Sinfónica de Edgewood.
En su agenda de trabajo, él tiene un espacio reservado a la promoción de la música costarricense. Por ahora, trabaja en preparar para el 2011 con esa agrupación la
Además, le tiene el ojo puesto a hacer un trabajo de investigación acerca de las dinastías de compositores costarricenses; es decir, familias como las de José Joaquín Vargas Calvo y de Félix Mata, en las que hubo familiares que siguieron los pasos de aquellas destacadas figuras en la música.
Este director también estrenará mundialmente en Costa Rica obras de Marvin Camacho y Alejandro Cardona, posiblemente en el 2011.