Uvita, Puntarenas.
El viernes por la noche, el Festival Envision fue un escaparate para el talento latino. La actividad, que se realiza desde el jueves 23 y se extenderá hasta el lunes en la madrugada, fue visitado por talento de Sudamérica y Costa Rica, para el goce de las miles de personas que se anotaron al festival este año.
Envision se promociona como un festival de transformación. Por eso, además de música, hay clases de yoga, espacios para meditación y charlas para promover el desarrollo sostenible en materia de alimentación, vivienda y consumo de productos, entre otros.
Así, aunque es abundante, la música es más un medio que un fin, un vehículo para enviar mensajes a los asistentes.
Presentaciones. Uno de los primeros conciertos de la noche estuvo a cargo del cantante nacional Felipe Pérez, quien presentó algunos temas como solista y otros de los que ha compuesto con su grupo 424. Su repertorio incluyó temas como Atlántico y Socórreme de Siempre mar (nuevo disco de la agrupación) y otros propios, como Las últimas, un tema inédito.
Pérez se presento en el escenario Village que, como los otros, tiene una estructura con elementos naturales, como bambú y plantas.
Al mismo tiempo, el grupo de reggae Killer Diller atrajo una multitud en el escenario Sol, uno de los más grandes.
Muchos estadounidenses --país del que proceden la mayoría de participantes-- se anotaron a bailar o agitar sus hula hulas con la música instrumental del cuarteto.
Transformación. Cuando el reloj dio las 8 p. m., Messenger of Secrets llegó al escenario Luna a mostrar que las bajas frecuencias también son importantes dentro de la música electrónica.
Este productor originario de Colorado, Estados Unidos, empezó con dubstep lento que poco a poco fue tomando más fuerza y velocidad, lanzando poderosas descargas de bajos. El público en frente del escenario bailaba lento y otros optaron por apreciar lo que estaba sucediendo.
Acompañaron a Messenger of Secrets, desde el escenario, artistas de fuego, trapecistas y una pareja que tomaba turnos para apoyarse el uno al otro mientras equilibraban sus cuerpos en distintas posiciones de acroyoga.
La música lenta utilizaba segmentos de audio con frases sobre geometría sagrada o energías primitivas, parte de la búsqueda que promueve el festival.
Talento latino. Systema Solar, de Colombia, hizo su primera visita a Costa Rica en el Envision. El grupo, que toma los ritmos del Caribe colombiano y los mezcla con hip-hop, interpretó durante unos 90 minutos una enérgica presentación en la que los componentes visuales fueron tan importantes como la música.
Cada uno de ellos salió vestido con untraje blanco con negro con distintas figuras geométricas. Todos --desde el DJ Corpas hasta Índigo, cantante-- bailaron y disfrutaron canciones como Mi Kolombia y Taganga.
En la segunda canción hubo un fallo técnico y la presentación tuvo que ser suspendida por unos 15 minutos, pero en el momento en que la banda regresó, muchas más personas se animaron a bailar con ellos, aún más de las que habían congregado antes.
Los mensajes de conciencia se mantuvieron entre las letras Systema Solar, que denuncian la explotación minera y la inequidad social. En las pantallas, se reproducían escenas cotidianas en Colombia, como la venta de un granizado o tomas de una ciudad: una forma de acercar a otras realidades a un público mayormente norteamericano.
La flor en el ojal fue la presentación de Nicola Cruz, un productor que hace cumbia andina con elementos electrónicos y otros de archivo. Voces del pasado, cantos tradicionales del altiplano y flautas andinas inundan sus producciones, para darles un caracter rítmico especial.
Su presentación se demoró porque el público del escenario Lapa no dejaba irse al dúo de DJ Blond:ish, quienes tenían música house. A ellas el crédito y un reconocimiento por la forma en que se ganaron al público, pero Nicola Cruz cambió el tono y el público inmediatamente lo agradeció.
Cruz definitivamente tenía adeptos en el festival. Cuando sonaron temas como Colibria y La cosecha varias personas en el público celebraron con gritos de emoción. Su presentación terminó alrededor de las 4 a. m. y fue, sin duda, uno de los puntos más brillantes del festival.