El pianista Raúl Di Blasio no se anda con rodeos: él reconoce que los aplausos y las luces de los escenarios cautivan, pero que son una ilusión tentadora que se debe saber manejar con cabeza fría.
En una entrevista con
Este músico, con tres décadas de carrera y una veintena de álbumes en su currículo, reconoce que el tiempo perdido en el ámbito familia no lo puede recuperar; no obstante, agradece las lecciones de la vida y aprovecha mejor cada momento junto a sus seres queridos.
A continuación, un extracto de la plática, vía telefónica, con el pianista. Fue una entrevista en la que Di Blasio se mostró ameno, jovial y muy abierto a compartir un pedacito de su vida.
Por fin los voy a ver, después de 10 años, ¡qué ticos que no me quieren! (ríe), pero yo los quiero mucho. A mí me parece que fue ayer, será por el deseo de volver y las ganas de compartir; como la canción de Manzanero,
¡Claro! Imaginate después de 10 años. El género mío (música instrumental) es muy amplio; es un abanico de posibilidades, no tenemos límite, frontera ni tiempo. Yo no dependo de un éxito de la radio; la gente va porque hay un recorrido, una trayectoria.
A medida de que pasa el tiempo, uno va madurando y se preocupa del lugar que deben ocupar con los hijos; les das otro valor a ciertas cosas que tienen que ver con el diario vivir. Siempre sostenido y alrededor de la música, pero lo personal es fundamental para que luego eso, tu tranquilidad, tu seguridad, se transmita al escenario; eso te la da el ver crecer a tus hijos, guiarlos por el sendero que uno cree que tienen que ir y disfrutar de la vida.
Una que está muy a la vista es mi hijo Estéfano (19 años); es una de las cosas hermosas. Él se está dedicando a la música y, en algunos momentos, viaja y toca la guitarra en mi orquesta. Lo va a hacer en Costa Rica; eso, para mí, es algo que uno se lo imagina y lo sueña, pero que se haga realidad es otra cosa.
“Luego el más chiquitín (Alessandro), de seis años, que ya empieza con su búsqueda dentro de la música; y esa es la inyección de energía para continuar en el camino. Es mucho lo que tengo que agradecerle a la vida”.
Hubo un tiempo en que sí, negarlo sería una mentira. El éxito es una cosa, pero el verdadero éxito es la relación con los seres humanos, no los discos, ni la fama; eso es una ilusión que uno tiene que saber manejar, porque es muy peligrosa y muy tentadora.
Claro, hubo un tiempo. Tenía un período especial, particular a finales de la década de los años 90, en que la catarata de aplausos y la intensidad de las luces te marean, pero, luego, hay un período de retiro y enmiendas en el camino.
“No te puedo decir que se pueda dar marcha atrás para recuperar el tiempo perdido; es imposible. Pero con lo que estoy viviendo hoy no tengo quejas; soy tremendamente afortunado y agradecido de lo que la vida me da; aprendes con el tiempo y con la edad a aquilatar y dosificar el tiempo.
“El verdadero valor del tiempo, el que uno deja pasar por momentos, ese es un aprendizaje que, en mi caso, a lo mejor, me costó un poco y hoy lo valoro”.
Indudablemente que hay períodos, son como oleajes. Yo te diría que se ha esparcido un poco más la actividad, se extendió el panorama. Antes recorría México, pero no iba a Oriente Medio; ahora, hacemos Centroamérica, luego vamos a Oriente Medio, regresamos y volvemos a Europa, etc.
Uno se pone un poco más exigente para complacer a la gente; uno tiene que evolucionar, cambiar. Es como buscar dentro de lo artístico, de una manera casi solapada, cómo tratar de seducir (al público), así como uno seduce a la mujer que ama y le regalas una flor, la llevas al teatro y, con imaginación, podés ir creando nuevas alternativas para que siga enamorada. Es lo mismo con el público, para que digan que los valoras más, y eso intentamos con este espectáculo.
Hay una página, pero alguien literalmente se robó el nombre y, a través de un litigio, seguimos tratando de recuperar el nombre. Estamos trabajando en una nueva página para mantener al público enterado y participando de qué hago, dónde voy.
“Mi hijo Estéfano me dice ‘papi, ¿el Facebook?’ y le digo: ‘eso manejalo vos’. Hay una página oficial que estamos trabajando”.
Hay dos juegos que me encantan: el piano y la aviación. Si me decís ‘estar sentado frente a una computadora una hora, contra una hora estudiando a (Fryderyk) Chopin’, te digo no tengo dónde perderme, no tengo duda en lo que tengo que elegir.