Más que al pie de la letra fue este año la serie Rock en el Farolito .
El dicho popular dice que “no hay quinto malo” y la jornada que sostiene el Centro Cultural de España y que produce DMP no solo cumplió el refrán popular al vivir exitosamente en este 2010 su quinta edición, sino que también reafirmó el papel clave que juega en la escena local.
La reafirmación vino en dos vías. Por un lado, se afianzó como la ventana de exposición para proyectos emergentes de alto nivel. Por el otro lado, quedó en firme como el sitio obligatorio para pasar si se quiere empezar en la hoja de vida con el pie derecho, con prestigio al alcanzar la maduración necesaria de su credibilidad. Si algo quedó en firme este año fue que ser llamado a la serie es un honor.
“Uno de los puntos que más me satisface de este año es que los músicos dejaron muy claro la alta estima que tienen de la serie. Realmente, los músicos hicieron saber su interés de entrar en El Farol (como se le dice la jornada) y eso habla bien del trabajo que hemos hecho”, dijo Darren Mora, productor de la serie, a nombre de DMP.
“Teníamos mucho rato de estar con las ganas de tocar en la serie. Nos parece un espacio que aprecia la música nacional”, le dijo a Viva Eduardo Wallo Yamuni, bajista de Cabeza de Vinil, antes de su presentación. La banda, con cuatro años de vida, fue la protagonista en agosto del concierto número 51 de la serie.
Grandes de vuelta. Si algo tuvo este ciclo es que fue el espacio donde grandes figuras del rock nacional retomaron escenario y entroncaron eso con los estrenos de sus nuevos materiales.
Ese fue el caso de The Blanco Project, llamada al concierto de setiembre. Es una banda armada con figuras claves de Shenuk, Nabil Blues y otras agrupaciones legendarias de la escena.
Debutó en la serie en el concierto 52 dejando ver de nuevo a Orlando Blanco, que fue parte de la legendaria Shenuk, Blue Cats y Tranmontana; a Carlos Pardo, quien bajo su apodo de Calilo Pardo fue parte de bandas como Nabil Blues o contemporáneas como Time’s Forgotten–; a Tony Barquero, baterista de Nabil Blues, y a Luis Acuña, quién trabajó con la Sinfónica Juvenil y con el grupo Chacal.
The Blanco Project, banda con un rock instrumental con variedad de elementos en su composición, estrenó en la serie el álbum Hollywood eats Kriptonite .
Tras 20 años de ausencia y luego de intentar hacer su gran regreso en el 2009, la banda Amalgama volvió en la serie. Su concierto fue el del mes de junio.
Otra de las joyas de la música experimental, tan difícil de ver como el paso del cometa Halley y que es casi un mito urbano, también se mostró este año en Rock en El Farolito : aUTOPerro. El proyecto protagonizó el concierto del mes de julio para celebrar los 30 años del grupo.
Y el año de la serie cerró también con un veterano que empieza de nuevo. Alex Sandy Quirós, que durante 20 años ha sido parte de la banda de hard rock Trauma, lanzó su proyecto solista.
En noviembre fue su S. Q. Pro Yect y el nuevo álbum Poseidón , grabado por algunos miembros de Slavon, Catfight, Trauma, Sin Paredes y Aura, lo que llegó al patio del Centro Cultural de España, en barrio Escalante.
Pasar el colador. A lo largo de cinco años la serie dejó claro que, por no tener un patrón comercial, no cualquiera llega a tocar a ella. Lo apetecido de la serie genera una lista de espera de años para muchas bandas.
En este 2010, Rock en el Farolito mantuvo su amplitud de criterio y en ese sentido fueron los elegidos Paseenger, que en febrero mostró la fuerza del hardcore y Cósmica, que llegó en marzo con su rock alternativo y estrenó temas nuevos.
Con Nois Nois II, en abril, Rock en El Farolito demostró que sus tímpanos no tienen etiquetas, y eso lo reforzó la mes siguiente, en mayo, cuando la banda de death metal melódico Sight of Emptiness (S.o.E.) dio un remendo concierto con sus álbumes Trust is a Disease y Absolution of Humanity .
En agosto llegó Cabeza de Vinil y en octubre debutó una banda pequeña en edad, pero considerada una sorpresa en el campo de la progresivo experimental: 900 Grados.
La banda de cuatro años de vida estrenó en la serie un álbum le tomó más de la mitad de su vida activa hacer, tres años. Ese fue el disco La ciudad gris .
Así, en este 2010 Rock en El Farolito fue el espacio donde regresaron los grandes, debutaron los nuevos y se estrenaron álbumes que aparecieron como grandes nutrientes para una escena que, año a año, extiende más sus dominios.