La bella música que produce una orquesta depende de un lenguaje técnico que pocos en la audiencia perciben. Los gestos que el director hace con las manos y los ojos transforma una partitura en el torrente musical que emociona y encanta.
La bella música que produce una orquesta depende de un lenguaje técnico que pocos en la audiencia perciben. Los gestos que el director hace con las manos y los ojos transforma una partitura en el torrente musical que emociona y encanta.
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